2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]

Capítulo 27: Al mismísimo infierno.

Logré vislumbrar a Levi entre la multitud. Tras unos cuantos parpadeos, los que parecían seis personas se convirtieron en tres. Shane, Levi y Hassan. Los tres hablaban en voz baja en el sofá de enfrente.

Tenía la boca reseca y un ardor insoportable en el abdomen. Hassan me miró primero.

―Blake. ―Se apresuró a mi lado y me sujetó las manos. Tenía el cabello revuelto y llevaba puesta ropa diferente. ¿Qué día era?

―¿Qué me paso? ―inquirí, como preguntándomelo a mí misma.

―Hubo complicaciones ―me explicó Shane, acercándose también. Se sentó a los pies de mi cama y me miró con ojos profundos―. Te han practicado una cesárea.

―¿Por qué? ¿Dónde...? ―Me llevé las manos a la barriga. Estaba hinchada, pero definitivamente me faltaban los gemelos―. ¿Dónde están Jane y Edward? ¡Hassan...! ―le llamé, entrando en pánico.

―Todo está bien ―me contestó él con una sonrisa. Se miraba cansado, con bolsas bajo los ojos y una pinta de no haberse duchado en mucho tiempo―. Edward está en observación; se quedará así por hoy, puesto que ha nacido un poco menos desarrollado que Jane. ―Mi corazón se detuvo―. Es completamente normal ―se apresuró a decirme al ver mi cara de pánico―. Suele pasar en un embarazo múltiple. No tienes de qué preocuparte. Se trata de precaución.

―¿Y Jane?

―Jane está perfectamente ―me dijo Levi, interviniendo al fin. Estaba aliviada de verla, de que estuviera conmigo en aquel momento como yo me aseguré de estar cuando nació su pequeña Arielle―. Le diré a la enfermera que la traiga para que la conozcas. ―Con una sonrisa en los labios, salió de la habitación.

―Es una niña preciosa ―me contó Hassan, y depositó un beso en el dorso de mi mano―. He visto sus ojos.

El mundo se me iluminó. Mi pecho se llenó de celos y ansiedad. Tenía que verla de inmediato. Me sentía sola, con demasiado espacio en mi cuerpo.

―Son verdes ―completó Hassan―. Lo siento.

Sonreí, enternecida. Estaba totalmente cautivada por aquel momento. Era un dolor placentero; quería salir corriendo en busca de mis dos bebés, pero la espera de verlos llegar era una deliciosa tortura.

Cuando la puerta se abrió al fin, me erguí de golpe, sintiendo un pinchazo agudo en las vértebras. Hassan me ayudó a enderezarme. Yo apenas podía respirar.

―Ahora la traerá la enfermera que se la llevó ―anunció, sentándose a mi lado.

Después de lo que me pareció una eternidad, apareció una enfermera, sin la máscara y sin gorro. Sonreía a la bebé que cargaba en sus brazos, siseándole cariñosamente. Sentí que Levi se puso de pie de golpe, pero no le presté demasiada atención. Estaba idiotizada. No pude contener el instinto y estiré mis brazos; necesitaba que me la entregara de inmediato.

La enfermera depositó aquel pequeño trozo de mí en mis brazos. La acuné con máxima delicadeza contra mi pecho y me concentré en su pequeño rostro. Estaba despierta, y se revolvía en su mantita azul.

―Pero... ―dijo Levi casi sin aliento. Hablé antes de que pudiera formar una oración coherente.

―Hassan... ―Lo miré; él estaba tan desconcertado como me encontraba yo―. No tiene los ojos verdes, sino miel.

―Es porque ésta es Arielle. ―Levi me arrebató a la niña y la apartó de mí. La miró con más detenimiento, negando con la cabeza―. Es Arielle ―reiteró, esta vez dirigiéndose a Shane, quien se asomó y, efectivamente, reconoció a su hija de pocas semanas. Levi se giró hacia la enfermera―. Le pedí que trajera a la niña de mi amiga, la gemela que acaba de nacer.