―¿Estás segura de que tienes cuatro semanas? ―me preguntó Shane por enésima vez. No parecía tan aliviado como me había esperado.
―¡No es tuyo!
―¿Estás segura?
Estaba sentada en el salón VIP del aeropuerto, viendo cómo los minutos pasaban mientras esperaba que saliera mi vuelo a Londres. Tenía tropecientas llamadas perdidas de Hassan, pero no le planeaba contestar ninguna. Así la noticia le daría más impacto, en seco.
―¡NO ES TUYO!
―Vale, pero necesito saber por qué me dejaste a tu madre aquí. Está buenorra, pero soy casado.
―Mira, estúpido, tú hazte cargo de que tu padre se olvide de tu historia conmigo y trae a Levi a Londres tan pronto como puedas. No puedo parir sin ella.
Shane soltó una risita a través del teléfono.
―Fajar a la vez no implica parir a la vez.
Me reí.
―Chúpate el purro.
Los nervios empezaron cuando me vi frente a las enormes puertas del internado. Hacía muchísimo frío. Solté el aire, dejando que se formara una nube de vapor frente a mí. Miré hacia el cielo y mis manos saltaron automáticas sobre mi vientre. Un brazo cálido se dejó caer sobre mis hombros.
―Bienvenidos a la familia ―dijo Berton, mirándome.
Dirigí los ojos hacia él, y fue como verlo por primera vez. En sus ojos se reflejaba una historia futura, un Hassan transportado al presente.
De repente, todas las farolas del internado se iluminaron, creando un halo de luz dorada en toda la fachada. De la puerta principal del castillo de Drácula, apareció mi conde chupador. Con más color en las mejillas, pantalones oscuros y la chaqueta que llevaba puesta aquella primera vez que lo vi, descendió los escalones y se abrió paso hacia nosotros.
―Tan Blake. Llevas dos días sin responderme los mensajes pero casualmente te apareces en Londres en medio de la noche ―musitó, con una sonrisa tonta en los labios―. ¿Y tú? Podías habérmelo dicho ―dijo, dirigiéndose a su padre.
Él se encogió de hombros.
―Se los prometí.
Hassan frunció el ceño. Entonces vislumbré que la arruga que tenía entre sus cejas ya no desaparecería nunca. Cicatrices de dolor, pensé. Permanentes.
―¿Trajiste a la preñada?
―¡Levi no es una vaca! Y no. Ahora que es Lady Wessex, se dedica a contar tamales de coca.
Berton se llevó las manos a la cabeza.
―Será difícil acostumbrarme a esto ―admitió―. Menos mal que la casa ya está lista y no tendré que compartir techo con ustedes.
Abrí la boca y me lancé sobre él.
―Llámame nueris.
Berton me apartó con cuidado, aunque algo incómodo.
―Intentaré no llamarte siquiera. Ahora largo, que tengo que ver la novela.
Hassan me cogió la mano y me guio por el sendero que yo tan bien conocía. Andando en mitad del frío atroz y la luz tenue de las farolas junto con Hassan y un trozo de nosotros aún en incógnito me sentía, por primera vez en mucho tiempo, satisfecha y completa. Atrás habían quedado aquellos días de vida nocturna y locura sin cese.
Nos adentramos en el claro, donde Hassan iluminó una lámpara de aceite que colgaba de un árbol. La luz iluminó el pequeño brazalete de plástico que había dejado colgado aquel día que me marché del internado hacía más de una eternidad. Lo cogí entre mis dedos. Hassan me abrazó por la espalda, con su cabeza apoyada sobre mi hombro.
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2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]
Fiksi Remaja[SEGUNDA PARTE DE LA VERSIÓN CORREGIDA DE NIÑA MAL, DE HARRY STYLES, (POR LA AUTORA ORIGINAL)] Blake ha logrado lo que se había propuesto: regresar a Las Vegas. Lo que no había planeado era ser acusada por el asesinato de la madre del amor de su vid...