El coche fue aminorando la velocidad, hasta que se detuvo por completo. No alcé la cabeza, pero sabía que ya había acabado. Ya no tenía más oportunidad de llorar a mis anchas. Si Hassan tenía razón en algo era en que mis amistades no eran las más sensibles precisamente. Escuché un suspiro y acallé mis sollozos.
—¿Qué hacemos ahora? —inquirió Jade de la nada.
Nadie respondió. De alguna manera seguían esperando a que yo les diera indicaciones. Blake Caldwell estaba trastornada en ese instante y aun así esperaban que les dijera qué hacer. Esperaban que levantara la cabeza, dijera algo guarro y actuara como si no hubiese ocurrido nada.
No esta vez.
Sentí que Rem apoyaba su cabeza en mi espalda, y fue casi tanto como necesitaba. Él aún no se había hartado de mí. Solo era cuestión de tiempo. No estaba destinada a relacionarme con gente con menos sensibilidad que una piedra.
—Creo que necesita más tiempo —intervino Andy chico.
Como si él fuera la persona indicada para hablar. Solo lo había visto tres veces en mi vida, ¿y ahora me aconsejaba sobre relaciones? Sentí desprecio por él en ese mismo instante. Y más por mí, por haberme dejado guiar por sus indicaciones.
Alcé el rostro lentamente y lo miré a través del retrovisor. Rey se aferraba a su camiseta. El niño parecía necesitarlo más que al aire que entraba en sus pulmones. Si sus padres biológicos buscaban desesperadamente la oportunidad para regalarlo como calcetines en Navidad, no me extrañaba que no quisiera apartarse de un sustituto, así fuera éste un excura guarro. Tal vez yo había hecho lo mismo: conseguirme una familia. Jugaba a que Mia y Berton eran mis padres, a que Jade y Levi eran mis hermanas, y a que Hassan era yo.
Miré a todos los presentes, uno a uno.
—¿Por qué estáis tan seguros de que yo no fui quien la mató? —inquirí con la voz más débil de lo que esperaba.
Jade sonrió desde el asiento de adelante. Todos estaban con cara de depresión incómoda, pero ella no; ella se miraba fresca y quizá un poco indiferente.
—Si tú lo hubieras hecho, traerías un cartel en la frente con las palabras «uy, que te mato» en la frente. —Despegó las manos del volante y se giró para verme—. Si algo sé de ti es que nunca escondes quien eres. Lo reconozco porque es algo que yo no tengo. —Vi un reflejo extraño en sus ojos; Jade guardaba más secretos de los que nunca hubiera imaginado. Jamás llegaría a conocerla completamente. Estoy casi segura de que nadie lo hace.
—Blake, él se dará cuenta de... —empezó Andy chico, pero lo corté.
—Cállate —mascullé entre dientes—. Se acabó. No volveré a hacer nada para convencer a Hassan. Nada. —Miré a Andy y a Allie, advirtiéndoles con la mirada que no abrieran la boca, que no había que refutar lo que yo decía.
Jade se giró y encendió el coche de nuevo.
—Me resulta muy extraño que te des por vencida —admitió, echando la marcha.
—Déjanos en alguna estación de tren —le dije, ignorando su comentario. Volví a recostarme contra el asiento de adelante y me quedé mirando por la ventana. Los brazos de Rem me rodeaban la cintura, con tanta suavidad que casi ni sentía que estaban ahí.
Andy y Hank se pusieron a hablar en voz baja, y el resto permaneció en silencio hasta que llegamos a la estación.
—Entra por la izquierda —le indicó Allie a Jade, señalándole el camino—. No podrás aparcar en la zona de taxis.
La chica hizo lo que se le dijo y se internó en el aparcamiento subterráneo de la estación. Nos quedamos en la planta inferior dos, atrapados entre el invadido parking.
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2. NIÑA MAL: Despertando en Las Vegas [Abi Lí]
Ficção Adolescente[SEGUNDA PARTE DE LA VERSIÓN CORREGIDA DE NIÑA MAL, DE HARRY STYLES, (POR LA AUTORA ORIGINAL)] Blake ha logrado lo que se había propuesto: regresar a Las Vegas. Lo que no había planeado era ser acusada por el asesinato de la madre del amor de su vid...