Sin comentarios

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Llegamos a la universidad y debo admitir que me veo jodidamente sexy con este sweter y ahora que lo pienso... no sé cómo se llama este chico misterioso que tenía un olor agradable y una sonrisa encantadora ¡Bueno, ya basta! No puedo seguir así, debo concentrarme en que quizás este sea el único recuerdo que tenga de este loco e inesperado encuentro. Bajo del auto y mi hermano me acompaña hasta mi salón y le pide disculpas al profesor por haber llegado tarde y que no volverá a suceder (mi hermano se la lleva bien con la mayoría de los profesores por ser el alumno estrella, es fastidioso que todos esperen lo mismo de ti, o sea, ¡NO SOY ÉL!). Me siento como de primaria... nos despedimos y por fin me deshago de él.

Me siento en la última fila e intento tomar el ritmo de la clase. Como era de esperarse mi amiga (la que anteriormente me había llamado) me escribe un mensaje de texto.

Wey! ¿qué te paso? y... ese sweter no te lo había visto, ¿es nuevo?

Le respondo al instante

Tuve un percance y...el sweter no es mío es de un chico el cual fue la causa de que llegara tarde. Te explico cuando salgamos, no quiero que me llamen la atención- lo envío.

Eso la mantendrá calmada hasta la hora de la salida pero ahora estoy en la obligación de contarle todo, sendo fastidio. En fin, después de 40 minutos de precálculo se termino la tortura y no pude evitar el interrogatorio que yo misma había provocado.

-OK -toma el asiento de mi lado- quiero que me lo cuentes todo.

-No le tienes que dar mucha importancia.

-¡Claro que sí! Eso nunca te había ocurrido Anna.

-No importa, te cuento que salí de mi casa apresurada, tropecé con un chico jodidamente lindo (debo admitir que el simplón humano tenía lo suyo) tuvimos un momento de película y cuando todo era de corazones y color de rosa... me cago un pájaro. Por eso tengo su sweter.

-estalla en carcajadas por mi humillación frente a ese chico- No puedo creerlo... solamente a ti te pasan esas cosas.

-se acercan a nosotras un grupo de 5 chicas liderado por una peliroja- ¿Qué tanto ríes? Disminuye el volumen porque molestas.

-Vete de aquí, Louise. Si no te gusta, lárgate.

-Louise esboza una sonrisa- Obligame, si es que te atreves.  Aunque -mira a mi amiga de arriba a abajo con desprecio- viniendo de una persona como tú, no me sorprendería.

-¿Una persona como yo?

-Como la hija de un hombre que asesino a su propia esposa, no sé qué esperar de alguien como tú.

Mi amiga estaba que perdía el control, así que decidí que en ese momento que debía intervenir.

-Tranquila Andrea -me levanto de mi asiento- Es suficiente, Louise.

-¿O qué? ¿vas a llamar a tu hermanito?

-No tengo necesidad de ello -la sujeto por la camisa- que te quedé en claro que yo no soy como mi hermano, no me importa la maldita reputación que tenga en esta universidad o con los profesores, no soy una motolita como tú. Vete.

-¡Suéltame! -se aleja de mí- es mejor que no te metas conmigo porque puedo hacer que te expulsen.

-No te metas más con mi amiga o puedo provocarte un boleto de ida al hospital gratis. Aléjate de nosotras y no tendrás problemas.

-se acomoda la camisa- esto no termina aquí -se va con su grupo.

-Andrea se sienta y cubre su rostro con sus manos-

-No te pongas así Andrea -le acaricio el cabello- no importa lo que sea tu pad...

-no me deja culminar la palabra- ¡ÉL NO ES MI PADRE! -golpea la mesa- es un desgraciado psicópata.

-la abrazo- cálmate. Todo esta bien.

-Olvidemos esto... retomando el tema, ¿cómo se llama ese chico tan caballero?

-sonrío- No lo sé, tengo su número pero no le pregunté el nombre.

-Tienes hasta su número... no me esperaba eso de ti, ¿lo vas a acosar? ¡atrevida! -se ríe.

Normalmente cuando hace ese tipo de comentarios le diría que se comportará u otra cosa por el estilo pero necesita animarse y no me importa si es burlándose de mí, si es por ella; por mi mejor amiga, soy capaz de lo que sea.

Adorable Maldición(Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora