Adorable Maldición(Terminada)

Caer y levantarse

Antes de empezar este capítulo quisiera explicarles por qué Susan y Wilson tienen otros nombres.

Para una persona que es inmortal es importante no levantar sospechas de lo que es, por eso, cada vez que se mudaban a otro lugar tenían que alternar sus nombres y apellidos para tener una vida tranquila. Es importante mantener la identidad oculta, no tan solo de los humanos sino también de los vampiros, ¿quién los ayudaba con esto? Tenían ayuda de humanos que estaban obligados a servirlos generación tras generación, ellos se encargaban de pasaportes, inscripciones en la universidad, trabajos, sitio en el que vivirían, cualquier cosa que necesitarán. Sin más preámbulos, doy inicio a este capítulo. Espero que os guste.

Giro en mi cama y siento una cosa suave que parece plastilina, la estrujo un poco y me parece más a una gomita -"¿Qué demonios es esto?" –pienso. Sigo experimentando y tiene una cubierta de tela encima, al parecer se endurece con el tacto...

-¡Anna! –quita mi mano.

-¿Eh? –abro los ojos y veo a Wilson de pie- ¿qué pasa?

-No te hagas la boba, ¿crees que por ser una Lycan puedes tocarme como quieras?

-¿Tocarte? –Miro mi mano- (lo que estaba tocando era su... ay no...) no fue mi intención.

-Si claro, creí que no abusarías de tu poder, pero me equivoqué.

-Wilson, te digo la verdad. Estaba dormida, ni siquiera sabía que estaba tocándote.

-Mentirosa, qué patética eres –se dirige a la puerta.

-Wilson –llego primero a la puerta bloqueándole el paso- por favor, no fue mi intención.

-No te creo.

-Wilson... no sería capaz de tocarte, no te veo de esa manera.

-Jasper abre la puerta- Anna, hazte a un lado. La familia Smith se va.

-Dame un momento Jasper –tomo las manos de Wilson- ¿me disculpas?

-No Annastasia, que tengas buenas noches –me aparta- con permiso –se va.

-¿Qué le paso a él?

-Nunca hago nada bien –me siento en el suelo- lo toqué.

-¿Lo tocaste?

-Sí, lo toqué, ahí...

-Hermana pervertida.

-No fue mi intención... ahora debe detestarme, cuando por fin me hago amiga de un lobo lo arruino, genial.

-se ríe- sé que no serías capaz de tocarlo, ¿estabas dormida?

-Sí... hey, ¿cómo sabes que debí estar dormida para hacerlo?

-¿Recuerdas que tú y yo dormíamos juntos?

-Sí –sonrío- usaba tu pecho como almohada.

-¿Recuerdas que le dije a mis padres que quería tener mi propio espacio?

-Sí, por eso empezamos a tener cuartos separados.

-Bueno, no fue solamente por tener mi espacio... tú siempre haces eso dormida.

-¿Te toqué a ti también? ¡Ay no!

-No era tu intención, siempre buscabas algo que estrujar y normalmente te ibas para esa dirección.

-Jasper, cuanto lo siento.

-¡Hey! No fue tu culpa, tienes eso desde que te quitamos tu mantita, siempre la estrujabas y hasta la mordías, esa fue la maña que te quedo. Supongo que normalmente estrujas tu sábana o qué sé yo.