Desde aquél día han pasado tres años; años en los que mi vida se tornó normal de nuevo, y con normal me refiero a la monótona y aburrida vida que tenía antes de conocer a Javier. Estos años no los relataré con tanto detalle puesto que no hay nada interesante que contar; básicamente empecé y terminé bachillerato, tuve otro par de relaciones, pero ninguna de las dos duró más de un mes, ya que nadie igualaba a Javier... ah, y si os preguntáis qué pasó con él, básicamente tras aquel día estuvimos unos tres meses sin hablar, me seguía doliendo el hecho de que no me hubiera contado nada hasta el mismo día en el que se iba, me pareció bastante infantil, y sentía que nunca le podría perdonar por ello.
Un día recibí un mensaje de un número desconocido, que resultó ser el nuevo número de Javier. La conversación fue breve y muy diferente a las anteriores que habíamos mantenido.—Aurora... lo siento, mi yo de aquel entonces pensaba que sería lo mejor hacerlo así, pero está claro que me equivoqué.
—Por qué me hablas tres meses después?
—Porque mi plan era no saber de ti nunca más, pero simplemente no puedo, te extraño demasiado y espero que podamos ser amigos, aunque sea a distancia...
—Vale, creo que me he perdido, cuándo se supone que hemos dejado de ser pareja? O es que acabas de romper indirectamente conmigo?
—Vaya... daba por hecho que lo nuestro se había acabado desde aquél día en el que me fui 😞
—Mmmm no sé, ya que me contaste todo por carta como un cobarde, podrías haber añadido una posdata tipo: Ah, por cierto, te dejo.
Javier, no soy adivina, al principio me lo tomé con optimismo porque pensé que una vez allí volverias a hablarme y seguiríamos siendo una pareja a distancia. En fin, tan lejos no estamos, existen los aviones y tal.—Lo sé... pero aún ni somos mayores de edad, si fuéramos mayores, todo sería más fácil, pero aún nos queda mucha vida por delante. La mayoría de las relaciones a distancia no suelen funcionar.
—Javier, me has decepcionado, si tanto me quisieras como solías decir, lucharias por lo nuestro
—Hago esto precisamente porque te quiero. Te mereces conocer a alguien más y empezar de nuevo
—Adiós Javier.
—Adiós...
Después de aquella "amistosa" conversación, pasaron bastantes meses más. Perdí el contacto con Alex y dejé de verlo por el pueblo. Edu más de lo mismo, aunque él sí que se despidió, y en persona, lo cual agradecí bastante. Básicamente estaba harto de Jane, y después de que me secuestra un amigo suyo por órdenes de ella, decidió que lo mejor era alejarse para no hacer daño a nadie más. Y por precaución, no me dijo ni a donde iría.
A él también le he extrañado bastante, la verdad.
Un compañero de clase me pidió salir y acepté, aunque sólo acabamos durando dos semanas; éramos muy diferentes y no soportaba que yo fuera de un equipo de fútbol diferente al suyo. De hecho me dejó principalmente por ese motivo. Muy maduro por su parte, lo sé.
Un tiempo después Javier me volvió a hablar. Esta vez la conversación fue más tranquila y, debido a que yo también lo extrañaba con toda mi alma, decidimos hablar por Skype de vez en cuando.
Salí con otro chico más, con el cual duré tres semanas. Pensé que sentía algo por él ya que tenía cierta semejanza a Javier, pero para qué me iba a engañar, nadie podía igualar a aquel Javier bondadoso, gracioso, empalagoso y adorable a más no poder.Actualmente soy mayor de edad y decidí con mis padres en que lo mejor era mudarme a la capital para estar más cerca de la universidad. Preferí un piso antes que vivir en la típica residencia universitaria, ya que me volví bastante solitaria en estos últimos años. El alojamiento y la universidad son tan caros que acordé con mis padres en pagar la otra mitad, así que no me quedaba otra que buscar trabajo, trabajo que justo hoy mismo comienzo como camarera en un pequeño restaurante, y estoy algo nerviosa, para qué mentir.
Hoy se ha basado en ordenar las pocas cosas que me quedaban de mi nuevo piso y prepararme contrarreloj para mi primer trabajo.
El uniforme no es que me agrade mucho, ni el restaurante en sí, pero debo de estar realmente agradecida por el hecho de haber encontrado trabajo tan pronto.
El primer día se me dio mejor de lo que pensaba, no me encontré con ningún cliente desagradable pero aún así acabó siendo un poco estresante.—Vamos, ya solo te quedan quince minutos Aurora, tú puedes —Me digo a mí misma en voz baja—
El restaurante está prácticamente vacío, y ya es casi la hora de cerrar así que voy tan contenta a quitarme el uniforme, cuando, de repente, se oye la puerta. Mientras me vuelvo a poner el uniforme, maldigo en mi mente a quien sea que haya entrado ahora. Me acerco a tomar nota y, cuando el chico me mira, me quedo perpleja; bueno, no sólo yo, él también, incluso más que yo.
—¿¡Alex!?
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Conociendo(nos)
Teen FictionSegunda parte de →Mi novio es un hombre lobo← Nuevo comienzo; nuevas aventuras, experiencias, personajes