3: Mi primera fiesta.

429 22 2
                                    

Ha pasado una semana desde aquel día. No voy todos los días a trabajar y se ve que él tampoco va a diario a ese restaurante, así que raramente coincidimos.

Nuestra relación es un tanto extraña; no somos amigos, pero tampoco nos llevamos mal, aunque tampoco bien... En verdad ni yo sé qué somos. Antes era el primo de mi novio, pero ahora es el primo de mi ex... no tenemos por qué seguir hablando y aún así lo hemos vuelto a hacer. Supongo que en el fondo mantenemos contacto por el simple hecho de ser los únicos que nos conocemos de antes en aquella enorme ciudad. Quieras o no intimida vivir en una ciudad que no es la tuya, donde no conoces a nada ni nadie, y reconforta bastante encontrarte al menos a una persona que conociste en tu pueblo. Aunque de todas las personas de allí, tuve que coincidir con el chico más narcisista, arrogante, creído y bromista que hay sobre la faz de la tierra. Pero en fin, algo es algo.

Estos días he hecho buenos amigos en la universidad, y este sábado quieren salir de fiesta a una discoteca muy buena que hay cerca de mi vivienda.
Yo no sé si ir o no aún. Sé que resulta un poco vergonzoso, pero aún no he salido de fiesta ni una sola vez. Hasta ahora nunca he tenido ningún amigo fiestero, ni mis parejas lo eran. Pero Sofía me insistía tanto que no supe decir que no.

Nunca me he arreglado para una fiesta, pero acabo decidiéndome por una falda de vuelo de cuero, una camiseta de lunares y unos zapatos con un poco de tacón. No estoy segura de si voy bien, pero los cumplidos de mis amigos al verme me confirman que sí.

La noche transcurre bien. Esto de ir de fiesta no está tan mal. La única pega es que no estoy acostumbrada a la música tan alta, ni a beber alcohol, algo que no han parado de insistir mis amigos en que probara, y mucho menos a ver a Alex ligando con otras chicas... espera, ¿qué?
Sí, definitivamente es él. Se me hace raro verle coqueto con otras chicas; no me sorprende, ya que siempre ha alardeado de lo guapo que es y de que atrae a todas las mujeres, pero nunca le vi con una, hasta ahora. Al principio estaba con una rubia de ojos azules; bastante guapa, aunque su vestimenta... oh dios mío, si se viste así ahora, no me imagino cuando sea pleno verano, ya me la imagino yendo en bikini. En serio, desconocía que existieran faldas tan cortas. Y esa moda de ir sólo con un sujetador de encaje... se ve bonito, pero yo nunca iría así, o al menos de momento no.
Decido centrarme más en mis amigos y acepto la petición de David de bailar bachata con él, lo cual terminó en un completo fracaso; bailar definitivamente no es lo mío. Al rato decide aventurarse a invitar a una chica aleatoria que se encuentra cerca nuestra, y con ella el baile sí que tuvo un éxito rotundo. Me encanta ver a otras personas bailar, y me encantaría bailar yo también, pero no todo en esta vida se puede tener supongo.
Al rato vuelvo a ver a Alex, que se ve que se cansó de la rubia y ahora se encuentra con una morena de cabello tremendamente largo y liso, con notables curvas y bastante guapa también, cómo no. Además lleva un vestido bastante corto y ceñido que yo nunca me pondría, pero para qué mentir, a ella le queda bastante bien. De repente veo que se besan mientras los que parecen ser los amigos de ambos, miran sonrientes. Eso ya se me hizo tan íntimo que no pude evitar girarme y preguntarme cómo es que sus amigos pueden observar como si nada a dos personas en un momento tan privado, como si estuvieran viendo una telenovela o algo donde los protagonistas son sus amigos. Tampoco entiendo por qué ni ellos ni otras parejas que hay besándose ahí, delante de todos, no se van mejor fuera o directamente a un hotel.
De repente una amiga me retira de mis pensamientos preguntándome a voces en el oído si puedo acompañarla al baño, acepto y una vez allí, cuando ella sale y se pone a retocarse el maquillaje, a través del espejo vio mi semblante completamente serio.

-Hija mía, tienes la misma cara que en clase de historia, ¿No te está gustando ir de fiesta?

-Bueno... a medias. Por una parte está guay la música alta -cosa que me gusta sólo cuando son canciones que me agradan, he de decir- y ver a gente tan feliz, pasando un buen rato con sus amigos y olvidándose de sus problemas, pero por otra parte no consigo entender el perreo, besarse con desconocidos delante de más desconocidos y tus amigos, tomar hasta vomitar en el baño etc... ¿Son así siempre las fiestas?

-rie- lamento decirte que sí, es siempre así, aunque yo nunca lo había visto de una manera tan profunda como tú. Yo lo veo de otra forma; para mí no tiene nada de malo besarse con desconocidos, si estás soltera, claro. En fin, es divertido experimentar con varias personas, hay que aprovechar la juventud. Lo de besarse en público... ¿Qué más da? Es algo natural, y bueno, lo de vomitar... ahí te doy la razón, es bastante desagradable. -guarda el pintalabios y rimel- bueno, ya terminé, ¡ahora volvamos, que aún queda mucha noche!
A la vuelta, mis amigos me parecían más locos aún que hace unos minutos; sin duda el alcohol te cambia. No pude evitar buscar de nuevo a Alex con la mirada. Esta vez ya no estaba con ninguna chica, sino con sus amigos hablando tranquilamente. Creo que me pasé demasiado tiempo observandole ya que una amiga me volvió a interumpir de mi ensimismamiento.

—Llamando a la lunaaa ¿Estás ahí?

—Rápidamente la dije que sí avergonzada.

—Te estaba diciendo que hay un chico que no para de mirarte. —lo señala—.

Lo observo unos segundos y no está mal, aunque no es mi tipo, éste me sonríe, y yo, incoscientemente, me retiro avergonzada y vuelvo a mirar a Alex, el cual justo se gira en mi dirección y me observa extrañado, como si estuviera viendo a un fantasma. Yo me giro rápidamente avergonzada, pero mi amiga Laura también lo ve y grita: ¡¡¡Madre mía, es Alex!!!  y todas las del grupo comienzan a mirarlo y a suspirar, y yo no entiendo nada.

—¿Qué pasa con él? —me decido finalmente a preguntar—

—¿¡No sabes quién es!? Es un chico de tercer año, y está tremendo como puedes ver. Dicen que cada fin de semana liga con una nueva, pero que en cambio ha tenido muy pocas novias, le van solo los ligues de una noche. —asegura Sofia sin parar de mirarlo.—

Y yo ya no sé qué responder. En el fondo es de esperar, ¿Cómo podría tener novia ese cenutrio? Si ni si quiera puede tener amigas.

De repente todas empiezan a gritar y decir que se acerca a nosotras, y, finalmente, me habla:

—Pero Aurora, ¿tú qué haces aquí?

Me cuesta un mundo oírle por la música tan alta que hay, y lo mejor son mis amigas de fondo con la boca tan abierta que parece que se les va a desencajar la mandíbula.

—Mis amigas insistieron. —digo algo avergonzada consciente de lo asombradas que están detrás mía—

—sonríe— ¡Hola chicas!

Y ellas se derriten al instante. Y mientras los chicos del grupo ponen los ojos en blanco. De hecho me pareció oír a uno decir: Menudo parguelas.

—¿Cómo te has hecho tan popular?

—Soy asombroso nena, es la única explicación.

Pongo los ojos en blanco y mis amigas asienten.

—Ni se te ocurra volver a llamarme así. —De repente veo que aquel chico de antes me sigue mirando, lo cual me termina por agobiar.— de hecho creo que me voy ya, porque esto es de locos.

La música está tan alta que parece que no me ha escuchado bien, pero no pienso repetírselo. Ya es tarde y estoy cansada de ese panorama.

Antes de irme mis amigas me preguntan cómo es que lo conozco y por qué me voy tan "temprano" y las doy a entender que es una larga historia y que ese no es el momento adecuado para contárselo.
Alex se queda observándome cómo me voy sin entender por qué y yo me repito mentalmente no volver a salir de fiesta. Odio el hecho de que alguien tan imbécil como él sea tan popular. 

Conociendo(nos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora