Gran parte de la gente que se encuentra en en el bar mira en nuestra dirección, Alex se encuentra furioso, y sus ojos se vuelven poco a poco de color caramelo, y espero por lo más sagrado que sólo yo me esté dando cuenta de ese detalle. El hombre se levanta del suelo con la nariz ensangrentada y mira con total furia a Alex, hasta que se fija en sus ojos y yo me veo obligada a actuar:
-¡Son lentillas! -sé que suena estúpido, pero es lo único que se me ha ocurrido.
Cuando Alex se aproxima a golpearlo de nuevo, le agarro fuerte de la mano y me lo llevo fuera del lugar. Nos metemos rápidamente en su coche, aunque esta vez soy yo la que conduce por motivos obvios. Cuando ya estamos lo suficientemente lejos y disminuye la tensión, trato de dialogar con él, aunque aún sigue algo alterado.
-Por qué has hecho eso Alex...
-Lo siento. Ni yo mismo lo sé, pero vi a ese maldito borracho hablando contigo y sentí una rabia enorme.
-Le había acabado de decir que tengo pareja, y vas y le golpeas.
Mi cabreo es más que evidente, sé que influyen sus genes y el hecho de que es mitad lobo, pero también sé que aún así puede controlarse si se lo propone. Igualmente odio haberme comportado así, lo más correcto en esta situación habría sido tratar de dialogar y arreglar la situación con aquel hombre, pero por cómo había empezado a cambiar el color de los ojos de Alex, era imposible que permanecieramos allí por mucho rato.
-He dicho que lo siento joder. -contesta aún algo alterado- ¿Tan raro es que quiera protegerte?
-Te lo agradezo, pero en ese momento no era necesario. Muchas veces puedo hacerlo yo sola, ¿Sabes?
Él permanece callado durante unos minutos, supongo que porque sabe que tengo razón. Y de repente estalla en llanto, lo cual me sorprende muchísimo. Alex... ¿Llorando?
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Conociendo(nos)
Teen FictionSegunda parte de →Mi novio es un hombre lobo← Nuevo comienzo; nuevas aventuras, experiencias, personajes