—¿Qué te parece este vestido? creo que es justo lo que buscaba, me está pidiendo a gritos que lo compre —dice Lucía con ilusion sin parar de mirar el vestido.
A pesar de que en un principio no me apetecía nada salir, mi compañera de clases finalmente me convenció de que la acompañara al centro comercial.
—La muestro el precio— ¿Y ahora?
—Hace una mueca de decepción ante aquel precio tan elevado— creo que ha sido de esos amores fugaces, seguiré mirando.
Sonrío levemente y la ayudo a buscar ropa a la vez que evito la tentación de comprar prendas para mí, ya que entre el piso y la universidad, no es que me sobre el dinero precisamente.
Un par de horas después, al fin llegamos a la caja y mi compañera deposita su montaña de ropa sobre el mostrador. Por un momento desvío la mirada a la herbostería que hay en frente y me planteo el comprar algo de té, especialmente valeriana ya que últimamente tengo problemas a la hora de conciliar el sueño.
De repente me quedo petrificada al ver a Alex saliendo de ahí acompañado de una joven de indiscutible belleza. Ella lleva una bolsita de aquella tienda y él la habla sonriente. Es la primera vez en mucho tiempo que veo a Alex sonreír. Éste no me mira, pero sé que sabe que estoy cerca.
Noto como me tocan el hombro y me sobresalto.
—¿Aurora me oyes? ya podemos irnos.
—Ah... sí, vamos.
—Aurora tía, ¿te pasa algo? estás blanca como la cal, más de lo normal.
—No, descuida, solo es que acabo de recordar que mañana hay que entregar el trabajo de literatura y aún no lo he terminado.
—¿Dónde tienes la cabeza? últimamente andas más despistada de lo normal.
—Pues sí —río algo avergonzada—.
Tras aquello compramos unos refrescos, charlamos un poco y volvimos a nuestras respectivas casas.
Lo del trabajo en parte no era una excusa, es cierto que lo dejé para lo último y me ha llevado bastantes horas terminarlo. Miro al reloj y me asombro al ver que ya es la una de la madrugada.
Intento dormir, pero hoy me cuesta más de lo normal. Por primera vez en mucho tiempo siento celos. Me avergüenza caer tan bajo, pero no lo puedo evitar. A pesar del tiempo que ha pasado, le sigo queriendo. ¿De dónde ha salido esa chica? no tiene el típico aspecto de las chicas con las que se suele liar. De hecho, por lo poco que vi, parecía educada, simpática y vestía elegante; toda una dama vaya.
Súbitamente comienzo escuchar una triste melodía de violín a lo alto del edificio. Ya son varias noches así, hasta se volvió costumbre subir hasta arriba y escucharla un rato mientras me sumerjo en mis pensamientos.
Tras escuchar un poco aquella sintonía, vuelvo a mi piso y me encuentro con un mensaje de Javier en mi teléfono.
—Mañana no tengo clase y me aburro :( ¿Allí es fiesta también?
—No, pero de igual modo no puedo dormir
—¿Y eso?
—ya llevo bastantes semanas sin dormir bien, y me están pagando factura porque mis notas están bajando...
—Aurora, ¿Te encuentras bien?
Tardo varios segundos en responder. No, no estoy bien, pero no sé si decirselo o mentirle. Si le digo la verdad, me preguntará y me sentiré obligada a contarle que estuve saliendo unos escasos días con Alex y cada vez le echo más de menos.
Finalmente me decido a confesarselo.
—¿Podemos hablar por cam?
Éste enseguida la conecta. Está tan guapo como siempre, aunque me sorprende verle más adulto que la última vez, como si hubiera dado un pequeño estirón desde la última vez que hablamos.
—Vale, definitivamente te pasa algo. Estás más pálida y ojerosa que la última vez. Y lo que me vas a contar imagino que ha de ser importante...
—Algo así. Verás... —trago saliva— como ya sabes, Alex y yo vamos a la misma Universidad, incluso él fue quien gracias a sus amigos vampiros pudo darnos el contacto de la sanadora que curó a tu madre. Bien, lo que desconoces es que en un principio mantuvimos una buena relación de amistad, cada vez más estrecha, hasta que acabamos saliendo durante unos pocos días. Pero lo acabamos dejando y desde entonces sigo algo afectada, diría que cada vez peor, no consigo avanzar.
Éste se queda algo sorprendido en un inicio y seguidamente adopta un tono serio, yo mientras me muero de la verguenza, impaciente por saber qué opina.
Su reacción me sorprendió bastante.
—Sonríe— sabía que tarde o temprano ocurriría esto, aunque es una pena que él apenas lo haya intentado.
—¿Cómo?
—Desde el día en el que os presenté y la manera en como te miró, supe que se acabaría fijando en ti. Lo conozco demasiado bien.
Yo no sé ni qué responder, ¿en serio ya se esperaba todo esto? Ante mi ausencia de respuestas, prosigue:
—También me dio indicios de aquello. Aunque no estuve seguro, solo eran meras especulaciones, hasta en estos instantes que me lo acabas de confirmar.
—Concreta más por favor —le pido—.
—Que ya desde hace mucho le gustabas, o al menos le atraías de alguna manera. Pero se notaba que se esforzaba por disimularlo. En vano, claro, ya que yo al menos sospechaba.
Esta conversación se me está haciendo sumamente incómoda, pero necesito saber más.
—Y si se hubiera dado el caso de que él se hubiera declarado en aquel entonces, ¿cómo habrías reaccionado?
Instantáneamente me arrepiento de formular aquella estúpida pregunta.
—No lo sé en verdad, y de hecho en su momento ya me sentía mal al saber que muy probablemente sufría al vernos juntos.
—¿Y por qué perdisteis el contacto?
—Creo que principalmente por eso mismo.
De repente me empiezo a sentir terriblemente mal, ¿en serio he tenido algo que ver en que ya no se hablen?
—Y no te sientas culpable porque te conozco señorita. —prosigue Javier con tono dulce a la vez que autoritario— además, no veo mal que hayáis acabado juntos, por lo que no veo problema en que él y yo nos volvieramos a hablar.
Siento un tremendo alivio. Realmente Javier no ha cambiado, sigue siendo un amor de persona y alguien en quien siempre se puede confiar.
—Por cierto... —dice mientras se rasca la cabeza avergonzado— creo que nunca me disculpé por la tremenda falta de respeto que tuve hacia ti hace meses.
Me quedo pensativa intentando recordar a qué se refiere.
—Ríe tímidamente— me refiero a cuando estábamos hablando, llegó mi novia y me olvidé completamente de tu presencia... dicho así suena incluso peor aún. Lo siento.
Veo como sus mejillas se tornan rojizas ante tal vergüenza que ha de sentir ahora el pobre.
—Río— tranquilo, son cosas que pasan. En su momento me dolió, no voy a mentir, pero sé que no fue tu intención. Me alegro de que estés rehaciendo tu vida y de que todo te vaya bien, ¿porque es así, no?
—Sí —sonríe— y siento mucho que no sea tu caso, por eso quiero ayudarte, o más bien, ayudaros.
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Conociendo(nos)
Teen FictionSegunda parte de →Mi novio es un hombre lobo← Nuevo comienzo; nuevas aventuras, experiencias, personajes