Tras aquella íntima e incómoda conversación con Alex, permanecemos varios segundos en silencio y finalmente él se duerme apoyando su cabeza sobre mi hombro, no sé si intencionadamente o no.
Me causa cierta ternura que aquel bruto sea tan adorable cuando duerme.
Finalmente, acabo durmiendome yo también.
De repente inunda la habitación dos sonidos de despertador completamente opuestos. A mi lado suena música relajante con pajaritos cantando y al lado de Alex una canción de heavy metal bastante guay pero estruendosa.
Ambos abrimos los ojos a la vez y nos sorprendemos enormemente al percatarnos de que estamos pegados y en frente el uno del otro, demasiado diría yo... Se ve que ambos pasamos frío esta noche e inconscientemente buscamos el calor del otro.
Me cuesta pensar que yo haya pasado literalmente la noche entera acurrucada a Alex, y sólo de pensarlo me pongo colorada.
Lo primero que hacemos tras percatarnos de la incómoda situación, es separarnos lo más rápido posible, y, automáticamente, siento un terrible frío. A pesar de que ya ha comenzado el verano, aún no hace nada de calor.
-No me puedo creer que nos hayamos quedado dormidos... -digo mirando hacia otro lado con un tono de voz demasiado bajo.
-En mi caso no me extraña porque estaba enfermo, pero en el tuyo...
-¡Te habías dormido sobre mi hombro! Temía despertarte y, de no moverme, inevitablemente me quedé dormida. -exclamo cruzada de brazos-en fin... ¿ya te encuentras mejor?
-Pues ahora que lo dices... Me encuentro como una rosa. -dice sonriente mientras trata de 'sacar musculo' con su brazo derecho.
Seguidamente se levanta con agilidad y da saltos. Yo no puedo evitar reirme y a la vez alegrarme por él.
-Por cierto... estamos a comienzos del verano, ¿por qué ha sonado tu despertador? -pregunta con extrañeza.
-No sé si recuerdas que tengo trabajo, ¿y el tuyo?
-Porque porque... mierda, ¿Por qué lo tengo yo? -pregunta pensativo.
Yo no puedo evitar reír.
-Vale vale... ya sé. Antes de dormir siempre lo apago, y como hoy me dormí de repente, no lo hice. Y se ve que se me olvidó quitar el despertador de clases.
-Ahora todo tiene sentido. Al fin he encontrado a alguien más despistado que yo. -digo aún riendo.
-Calla. Ahora soy yo el que a ríe porque vas a llegar tarde al trabajo.
-¿Qué? Vaya, mierda, es verdad... hoy entro a las nueve y ya son casi las ocho y media. Y aún me tengo que duchar, desayunar, cepillarme los dientes y ponerme el uniforme...
-Bueno... puedes hacer todo esto aquí. Menos lo del uniforme, claro.
-¿En serio? Mira que cualquier día te diría que no, pero es que estoy viendo que no me va a dar tiempo...
-Claro, y si quieres, te puedo ayudar a ducharte. -dice con mirada pervertida.
-¡Calla! -digo mirándolo mal y a la vez algo colorada.
Rápidamente me doy una ducha en el enorme baño de Alex. Aquí casi todo es de lujo.
Trato de aprovechar los cinco minutos que dura la ducha, reflexionando sobre si realmente me empieza a gustar Alex. La verdad es que antes tenía dudas, pero desde aquel beso... es como si lo que sentí en ese momento, ya fuera la confirmación. Es como si siempre hubiera enmascarado lo que de verdad siento, con ese falso odio hacia él.

ESTÁS LEYENDO
Conociendo(nos)
Teen FictionSegunda parte de →Mi novio es un hombre lobo← Nuevo comienzo; nuevas aventuras, experiencias, personajes