-Aurora... eres la única persona en la que puedo confiar, me siento sólo, tremendamente sólo. Siempre me acabo ganando el odio de todos con mi maldito caracter, y sólo tú eres capaz de aguantarme. Gracias. -Me abraza-
Sus abrazos, los adoro.
-¿Ves? No era tan difícil... gracias a ti por sincerarte. -Me ruborizo-
-sonríe- ¿puedes atender a esos clientes? Me voy un momento fuera a fumar.
-¿Cómo?
-Auroraaaaaa, no jorobes, ¿Estabas dormida? ¿Otra vez? ¿En serio?
Vaya, últimamente apenas duermo por las noches y acabo durmiendome en las mesas del restaurante. Y para colmo tengo como costumbre soñar con cosas que probablemente nunca sucedan en la vida real, y encima esta vez con Alex... ¿En serio? A eso sí que se le llama perder el tiempo hasta durmiendo. Podría soñar con ser multimillonaria, con vivir en una isla desierta yo sola tan feliz, con la vida perfecta... pero noooo, mi mente se empeña en soñar con ese engreído. El cual ha dejado de venir al restaurante desde aquella vez... él se lo pierde. Además ahora tendré más tiempo para mis obligaciones, con él desperdiciaba como una hora después del trabajo, cuando podría aprovecharla estudiando, limpiando o lo que sea...
-Al final he tenido que atender a los clientes yo, andas en babia casi todo el día. Quizá seas demasiado joven para trabajar...
-Sergio, tengo 18, y hay países en los que trabajan a partir de los 16. Además, tú sólo me sacas dos años.
-Pues entonces comprate pastillas para dormir por la noche como la gente normal, o al menos duérmete en la cocina, donde los clientes no te vean.
-Espera... ¿Alguien me ha visto? -noto que comienzo a ruborizarme-
Odio que me vean durmiendo. Nunca he dormido con amigas ni ninguno de mis ex. Sólo pensar que me puedo volver sonambula, hablar o sonreír en sueños... qué vergüenza.
-Pues claro, el otro día estuviste casi una hora durmiendo.
Recuerdo que estaba limpiando las mesas, no entraba nadie ese día y el sueño me vencía, recuerdo que desperté encima de la balleta mojada... eso explica por qué soñé que estaba en Venecia. Y no precisamente sola... parece que Alex se ha adueñado de mi inconsciente. Justo cuando deja de aparecer en la vida real, tiene que atormentarme también en sueños. Este chico es como un grano en el culo, uno sexy, pero irritante. Espera... ¿Qué? Vale, definitivamente tengo que comprarme pastillas para dormir.
-¿Pero quién me vio?
-Pues una chica masomenos de tu edad, sólo se tomó un café y se fue. Estuvo casi todo el tiempo observandote y por segundos parecía que se reía. Estuve por despertarte pero estabas demasiado graciosa durmiendo encima de la balleta -ríe-
-Le empujo abergonzada- qué vergüenza... como sea una compañera de clase...
-Es posible -ríe- se notaba que te conocía, pero se ve que tampoco quería interrumpir. Bueno, me voy ya a fumar el cigarrillo, y ahora sí o sí te encargarás de los próximos clientes hasta el cierre.
-Sí capitán -pongo los ojos en blanco-
Durante la hora restante sólo entraron dos clientes, y entremedias recibí una llamada de Javier, el cual me comunicaba que la doctora ya había llegado hace unos días y gracias a ella su madre estaba progresando. Solo que había algo en ella que le sorprendió. A pesar de mi insistencia por saber qué fue lo que le sorprendió, sólo me dijo que en breves iría a esta ciudad a visitar a otro enfermo, y que de paso le gustaría conocernos; a Alex y a mí.
Finalmente llegan las nueve de la noche y ya no hay ningún cliente, así que me despido de mis compañeros y cierro yo el restaurante. Ya empieza a hacer calor, pero aún así al cerrar noto un escalofrío que me recorre todo el cuerpo y, de nuevo, esa sensación de sentirme vigilada, pero por más que miro, sólo veo a gente estresada pasando indiferentes al lado mía. Sea quien sea, me mira fijamente, y desde hace días.
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Conociendo(nos)
Roman pour AdolescentsSegunda parte de →Mi novio es un hombre lobo← Nuevo comienzo; nuevas aventuras, experiencias, personajes