6: Kalyna.

359 20 0
                                    

Alex (a partir de ahora cuando ponga Alex en negrita al principio de cada capítulo, significa que será él el narrador)

Qué está haciendo esta chica, está loca. Me está puto abrazando. La última persona que me abrazó fue mi madre antes de morir. Y por qué estoy comenzando a llorar.

-Flashback-

----Hace dos años y medio----

Tras dos horas en el autobús aguantando los "dulces" ronquidos del hombre que tengo detrás, al fin llego a mi querido pueblo.
Sin pensarlo, lo primero que hago es ir a la casa de aquella rara, rebelde y revoltosa chica; Aurora. Consigo rozar el timbre, pero no llego a tocarlo. Recordando lo afectada que estuvo la última vez que la vi... mejor seguir evitando el contacto con ella, no vaya a ser que sea ese tipo de ex novias que cuando lo deja con su novio, de repente odia a todo el que tenga que ver con él.

Finalmente volví a casa. Aparentemente no hay nadie, sólo mi madre. Me acerco a su cama y parece estar dormida; se encuentra bastante más desmejorada que la última vez. Está muchísimo más delgada, ha perdido bastante cabello y su piel ha adquirido un tono amarillento. Además su respiración es tan débil que parece que en cualquier momento va a dejar de hacerlo.

-Eh... hola madre, ya he llegado.

-Hijo... -sonríe- estás más guapo que nunca.

Siempre que me dice este tipo de alagos suelo poner cara de asco y decirla que no me diga esas cosas, que ya sé que soy un pivón, pero es incómodo. Aún así esta vez debe ser diferente, quizá sea la ultima vez que me lo diga.

-Obvio, cuando pienso que no puedo ser más guapo, al día siguiente me supero... Aunque tú tampoco estás tan mal como dijiste por llamada eh.

Esto último me costó bastante decirlo, espero que aprecie el esfuerzo.

-rie- hijo, mientes muy mal, se ve que lo has sacado de mí.

-Ojalá y fueras mi verdadera madre.

-Odio decir esto, sé que no soy tu madre de sangre, pero espero que me hayas considerado como tal durante todo este tiempo.

-Pues claro joder... -digo tratando de aguantarme las malditas ganas de llorar-

-Hijo... qué dijimos de no decir tacos en casa.

-Lo siento madre, es que... esto no puede estar pasando. -comienzo a pellizcarme-

Me estoy comenzando a derrumbar. No quería que pasara esto.

-¿Qué haces cielo?

-La vida real no puede ser tan dura, esto debe de ser una pesadilla.

-Cariño... para. -Me acaricia la mejilla con sus frías y delgadas manos y me seca las lágrimas que comienzan a brotar de mis ojos-

Esto me va a costar, pero debo hacerlo, o sino me arrepentiré lo que me quede de mi miserable vida.

-Madre... Sé que no soy un hijo ejemplar. Nos cuidaste a Dylan, Teresa y a mí como si fuéramos tus hijos. Tu única hija de sangre es la pequeña Olivia, la cual te aseguro que cuidaré lo mejor que pueda. Siempre aguantaste mis travesuras cuando era pequeño, mi bipolaridad y arrebatos de pre adolescente, limpiabas mis vómitos cuando venía de fiesta y había bebido tanto que ni me daba tiempo a llegar al baño. Nunca dijiste nada a padre de eso. Ah y no olvidemos cuando me castigabais de pequeño sin cenar y en cambio siempre acababas entrando a mi habitación con comida y un vaso de leche caliente.
Has hecho mucho por mí y te estoy realmente agradecido.

Me siento retrasado hablando así, pero no me arrepiento, me siento liberado, y noto en el semblante de mi madre que agradece mis palabras.

-Yo también te quiero mucho Alexander, ni te lo imaginas. Sólo tengo una última petición para ti.

Conociendo(nos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora