7: Doctora.

377 21 0
                                    

Llevo más de una semana sin salir de mi piso. Me mojé demasiado ese día, y la consecuencia ha sido un resfriado del demonio, de esos que no te dejan ni salir de la cama.
Lo bueno es que en estos días he tenido bastante tiempo para pensar, demasiado diría yo. Me he propuesto ayudar a la madre de Javier; le tuve que volver a hablar para que me informara más sobre qué le ocurre a su madre, y para mi sorpresa me confesó que realmente no lo saben, pero que va empeorando por momentos.

No sé cómo, pero debo encontrar a alguien que deba ayudarles.

De repente mis pensamientos se ven interrumpidos por una llamada de Alex.

—Dime.

—Ala qué borde.

—Llevo una semana sin salir, faltando a clase y con un dolor de garganta que apenas me permite hablar, ¿¡Cómo demonios quieres que esté!?

—Relájate nena, no pagues tus frustraciones conmigo.

—Ufff... —trato de contenerme y no decir algo demasiado impertinente— venga ya dime qué quieres decirme.

—Buscabas alguien especializado que pueda ayudar a tu ex suegra ¿No?

—Sí, de hecho llevo toda la semana entera intentándolo... parece imposible.

—Todo es posible querida.

—¿Qué quieres decir con ello...?

—Que es posible que algún día te atrevas a confesar tu atracción hacia mi persona —puedo sentir su arrogante sonrisa incluso a través del teléfono—

—Suspiro y me dispongo a colgar—

—Ey ey ey eyyy... si estás pensando colgarme, te recomendaría no hacerlo.

—Como vuelvas a decir otra tontería juro que te bloqueo directamente de la vida.

—Encontré a quien puede ayudar a 'mi tia'.

—¡¿En serio?! ¿Quién es?

—Pues no sé su nombre, pero quienes me han hablado de ella la tienen como una heroina. Es realmente buena en la medicina, sobre todo la natural; ya sabes, las curas con hierbas de esas raras. Además se dice que sabe identificar todo tipo de enfermedades extrañas que solemos tener nosotros los licantropos.

—Oh dios... No me lo puedo creer, al fin sirves de algo.

—Ya veo el cariño que me tienes eh.

—río— en el fondo, muy en el fondo...

—Vaya creo que es lo más bonito que me has dicho ahora junto con el hecho de que te resulte agradable mi olor a perro mojado.

—río— ¿Puedes venir aquí y hablamos mejor del tema?

—Obvio, ahí estaré dentro de nada, y me compraré una mascarilla por el camino, ya que aprecio mi salud.

—pongo los ojos en blanco y cuelgo—

Vale... nunca había invitado a nadie a mi pequeño piso, de hecho ya me estoy arrepintiendo de haberle invitado, ¿en serio he hecho eso? tengo todo completamente desordenado y la cama llena de pañuelos. Ah, y tengo un moño de andar por casa y un pijama de unicornios, más vale que me dé prisa en adecentar tanto a la casa como a mí misma antes de que venga este idiota.

Con dificultad salgo de la cama, ordeno y limpio la habitación lo mejor que puedo, echo mi ambientador favorito de lavanda para que no se queje de que 'huele a virus' y me dispongo a darme una ducha rápida cuando de repente llama a la puerta.

Conociendo(nos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora