11: ¿Celos? Nah...

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Han pasado varias semanas desde aquel día en el que me pasé horas llorando como una estúpida por un estúpido. He llegado a pensar que tras haber pasado tanto tiempo con él estos meses, acabó gustandome de verdad, y lo que me hizo sentir aquel beso fue la confirmación. A pesar de que sabía a puro vodka, yo me sentí en el cielo.

No puedo evitar odiarme por finalmente caer en la tentación de este completo creído e imbécil.

En fin. El verano ya ha llegado y terminó medianamente bien mi primer año de Universidad. Si dijera que no he pensado ni una sola vez en Alex, mentiría, pero al menos cuando quedo con mis amigos de la Universidad al cine, a tomar helado, a pasear por el inmenso parque del retiro, a simplemente charlar sentados y tumbados sobre la fresca hierba etc... consigo olvidarme de él. También me he unido bastante a Pablo, con el cual comparto algunos gustos y me hace reir; en cierto modo me recuerda a Javier. Mis amigas quieren emparejarme con él, pero yo me resisto. Se nota que muchas chicas están interesadas en él ya que aunque quede mucho con mi grupo, es bastante popular y queda con más personas. Además es inteligente, caballeroso, educado, culto y ciertamente atractivo; el típico chico perfecto de cuento vaya.
Lo observo en estos momentos, que están delante mía, ambos sentados sobre la hierba de un pequeño parque, con el resto de nuestros amigos alrededor; algunos incluso durmiendo, como es el caso de Lucas.
Ahí está él, con su sonrisa de siempre, su cabello liso, brillante y cuidado; sus ojos de color caramelo y su piel de tono beige en proceso de morena (adora el sol y en verano lo aprovecha al máximo).

-Aurora, se te está derritiendo el helado -sonríe y me da un pañuelo-

Sonrío avergonzada y me limpio la mano.

-Perdón, el calor me deja más empanada de lo normal -río-

-Se ve, se ve.

-Se siente.

-Este golpe en la frente (?) -y me da suavemente en la zona mencionada-

Ambos reímos. Tenemos por costumbre decir rimas de vez en cuando a lo que dice la otra persona. La mayoría de veces suelen ser palabras sin sentido.

De repente visualizo a lo lejos a un grupo de chicos y a Alex entre ellos, deprimido a más no poder, más descuidado que nunca y con una botella de ron, cómo no.
Mis amigos se percatan de que lo estoy observando y tratan de consolarme.

-Está bueno, pero es un capullo, olvidalo. -asegura Alicia acercándose a mí y medio abrazandome- le encanta jugar con todas.

Sí, tuve que contarles muy resumidamente cómo le conocí y por qué me hablaba con él de vez en cuando. Omitiendo la parte de que es un hombre lobo obviamente.

Al rato lo pillo observandome mientras hablo con Pablo. No sabría describir qué sentimientos esconde aquella mirada, por un momento se me cruzó la idea de que pueden ser celos, pero rápidamente elimino esa posibilidad. Sea lo que sea al rato decide irse.
Me quedo observando como una boba cómo se va, cuando de repente oigo una voz femenina algo familiar hablando con mis amigos. Si la memoria no me falla... No puede ser, ¿Jane?

Conociendo(nos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora