Abrí mis ojos a las siete con cuarenta y cinco minutos. Maldición, si que empezaba mi día con mala suerte. Miré rápidamente hacia la cama de Lucy, ella no se encontraba ahí, por lo cual me enojé bastante ya que ni siquiera hizo el intento de despertarme.Me levanté lo más rápido que pude, me apresuré a ponerme el uniforme y arreglarme al menos un poco, agradecí que ya había arreglado todo un día antes. Tomé mi teléfono y lo metí en mi bolsa donde se encontraban ya todas mis libretas y salí del dormitorio. Para colmo me tocaba en el edificio A, o sea al otro lado del colegio. Miré la hora, 08:05 y empecé a recorrer todo el colegio casi corriendo. Al llegar al salón correspondiente toqué la puerta y pasé casi de inmediato, toda la clase se me quedó viendo incluyendo al maestro que me miró desconcertado.
—Disculpe señorita, ¿Quién es usted y por qué interrumpe mi clase?
—Lo lamento mucho profesor, soy Scarlett Miller, soy nueva y... mi alarma no sonó, me quedé dormida. ¿Podría permitirme entrar? por favor.
—Entérese señorita Miller, que yo no dejo pasar a ningún alumno después de cinco minutos de retardo, pero al ser nueva y de que no conoce las regla de mi clase le voy a permitir que entre, pero que sea la última vez ¿Entendió?
—Lo he entendido profesor, de verdad lo lamento mucho.
—De acuerdo, entonces adelante —Me adentré al salón y me percaté de que no había asientos vacíos, así que voltee a ver al profesor para que me indicara qué hacer. Aquél señor de aspecto serio empezó a buscar algún lugar —Siéntese a lado del joven Stone, es aquel del fondo. Haga el favor. —Comentó mientras que toda la clase empezó a murmurar y a silbar —Silencio Jóvenes.
Voltee hacia donde me señalaba el profesor y vi a Daniel, era el único que no tenía pareja. Me entraron un poco los nervios pero aún así me empecé a encaminar hacia él. Sus ojos no dejaban de verme y de como me sentaba a su lado. Al sentarme sentí las miradas de alguien más, dirigí mi mirada hacia donde sentí aquellas miradas y no eran más que de Lucy, Matt y Alex. que estaban a tres lugares enfrente de mi, los cuales me hacían señas raras las cuales yo no lograba entender.
—Entonces jóvenes, como seguía. Soy su profesor de física, todos ustedes se deberán dirigir hacia mi como el profesor Colville. ¿De acuerdo? —Toda a clase asintió. —Bueno, ahora que quedó claro abran sus libros y copien el temario completo, después de eso me harán un resumen de tres hojas del primer tema que es La física y su relación con otras ciencias. Si no hay preguntas sobre lo que he pedido, empiecen.
Todos comenzaron a sacar sus libros y cuadernos para realizar la actividad dicha por el profesor. Tomé mi bolsa y comencé a buscar mi libro el cual no encontré por ningún lado. Voltee en dirección de que mi ya mencionado compañero me prestara su libro y comencé a hacer sonidos con mi boca para que captara su atención pero no lo conseguí.
—Disculpa, Daniel —le dije en voz baja para que no me oyera el profesor, él volteó con una mirada de confusión y seria —Lamento interrumpirte, pero no traigo mi libro y quería ver si me podrías prestar el tuyo.
—Realmente quiero aprobar esta materia, ¿Por qué se te olvidó el tuyo? Además si el maestro ve a cualquiera de lo dos sin libro nos va a bajar puntos y no pienso arriesgar eso por una chica a la que acabo de conocer y que además se le hizo tarde el primer día de clases. No, olvídalo.
—Por favor, te lo suplico. Haré lo que quieras, solo deja que haga el trabajo, terminaré pronto. Ándale por favor, por favor.
—De acuerdo, te lo prestaré.—Dijo algo irritado.
—¿De verdad? Gracias, te lo agradeceré de por vida.
—Te lo prestaré con dos condiciones, la primera es que yo haré primero el trabajo y en cuanto termine te lo daré. Y la segunda es que ya no volverás a dirigir la palabra conmigo, nunca.
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Internados
Teen FictionLas buenas decisiones no son algo que caractericen a Scarlett Miller, pero, ¿quién la puede culpar después de la pérdida de su mamá? Empezar desde cero en una internado lejos de su familia no fue una decisión fácil, ni mucho menos la correcta. Ella...