Sólo una más (parte 2).

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Después de unos cinco minutos, Lucy sigue bailando sobre la mesita pero ahora se encuentra alzando su botella y se la empina, bebiéndola como si fuera agua

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Después de unos cinco minutos, Lucy sigue bailando sobre la mesita pero ahora se encuentra alzando su botella y se la empina, bebiéndola como si fuera agua.

Miro a Lucy y ella sigue bebiendo, pero veo algo raro en ella. Cada vez que intenta bailar sus piernas se mueven cual gelatina. Se puede caer de la mesita y en el estado en el que está no será muy bueno.

No, esto no será bueno. Llega Jay, y se acerca hasta ella, intenta bajarla pero ella parece aferrada a seguir bailando en aquella mesita. Que resistente mesita.

Se escucha un fuerte golpe y un grito de dolor. Auch.

—¡Ay! —se queja ella en el suelo. Me acerco hasta ella, ayudándola a parase—. Eres un estúpido —dice molesta empujándolo con las pocas fuerzas que le quedan.

—Lu, perdón, nena. —Jay se acerca a ella pero ella lo vuelve a alejar de un sólo empujón.

—Eres un hijo de puta, ¿no la escuchaste? Déjala en paz —llega Alex a nuestras espaldas, empujando a su hermano haciéndolo caer. Wow, nunca había notado lo fuerte que puede ser Alex.

—No te metas, Alexander, métete en tus propios asuntos —grita Jay, tratando de ponerse de pie.

—Ella es mi asunto ahora, así que más te vale a ti alejarte de ella si no quieres que mis padres se enteren de tus interesantes amistades que te venden el polvo de hadas que te inhalas por la nariz para ver la vida de colores, ¿escuchaste?

—Escúchame bien, hermanito —se acerca hasta Alex, tomándolo de su camisa— , tú no eres nadie para amenazarme. No olvides quien te ha protegido desde que eras un niñito, quién estuvo para ti cuando lloraste como una niñita por la muerte de tu absurdo pez. Así que hazte a un lado y déjame hablar con ella.

Alex agacha su cabeza y se relaja sus músculos, permitiendo que Jay vaya hacia Lucy.

—Yo no quiero ir contigo, Jay —reclama Lucy.

—¿No? Mírate, estás ebria, no sabes lo que dices.

—Sólo aléjate de mí.

—Es muy gracioso lo que dices, no te puedo tomar en serio ¿y sabes por qué? —hace una pequeña pausa— porque sé que después de tus escenitas absurdas me buscas para follar.

Maldito imbécil.

No tengo tiempo de reaccionar cuando veo a Alex encima de él, dándole unos fuertes golpes en su rostro.

—¡Alto! —grita Lucy desesperada.

Llegan más de tres chicos para separar a Alex de su hermano. Una vez separados sacan a Jay a empujones de la fiesta.

—Me las vas a pagar —dice Jay antes de salir.

—Hermano, ¿estas bien? —le pregunta Matt a Alex.

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