A secreto agravio...

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A secreto agravio, secreta venganza

—¿Crees en serio que se trate de una broma? —Daniel recarga sus antebrazos sobre la mesa, inclinándose ante mí— Si no es así, podría tratarse de algo más, puede que se trate del hombre del bosque

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—¿Crees en serio que se trate de una broma? —Daniel recarga sus antebrazos sobre la mesa, inclinándose ante mí— Si no es así, podría tratarse de algo más, puede que se trate del hombre del bosque.

—No. No es él. Bueno, mentiría si te digo que en el momento en que recibí las fotos no me dio miedo, es más, se me salió un pedo del susto. Como sea, ese no es el punto. Pero la otra vez los amigos de Matt me hicieron una broma telefónica, él fue quien me dijo que se trataba de una broma. Y cuando recibí el mensaje acababa de pelearme con él casi frente a ellos —Daniel alza una de sus cejas diciendo "¿en serio?"—. Ya sé, fue algo impulsivo pero estaba muy molesta. 

—¿Segura de que fueron ellos? —insiste— No me convence.

—Muy segura. 

—No puedo creer que te pelearas en frente de sus amigos —niega con la cabeza al tiempo que trata de suprimir un risita, cuando lo hace, se marca mucho su hoyuelo. ¿Por qué se le ve tan bien?

—Yo tampoco. Lo peor es que no terminó ahí —alza su cara al oír esto último y me mira atento, esperando a que le cuente el chisme, yo por el contrario no le aguanto la mirada y la bajo. Sé que lo que diré a continuación me dejará más en evidencia como una dramática impulsiva e inmadura—. Cuando vi las fotos me asusté mucho y quise ir contigo enseguida, pero a medio camino recordé las estúpidas bromas de sus amigos así que eso me hizo enojar más, al llegar a mi habitación le mandé infinidad de mensajes y un par de notas de voz. Exploté.

Tomo el espiral de una hoja y le empiezo a arrancar pedacitos de hoja y a hacerlos bolita.

—Eso explica porqué no se han hablado los últimos dos días.

—¿Debería disculparme? Yo no soporto aplicar la ley del hielo con él y sé que no es su culpa. He hecho que ya casi no salga con sus amigos y no quiero competir con ellos.

—No lo hagas. Solo habla con él, probablemente lleguen a un acuerdo.

—Supongo —sigo enfocada con el espiral de la hoja.

—¿Ustedes dos hablan, no? 

—¿Qué? —mis manos se detienen en seco, mis mejillas se encienden y por primera vez en un buen rato mis ojos encaran a los suyos. 

—Me refiero, para resolver sus problemas —comenta con sus mejillas coloradas. 

Esbozo una pequeña sonrisa, no sé porqué exactamente, solo sé que Daniel tiene ese tipo de sonrisa que te hace sonreírle de regreso.

—No es nuestro deporte favorito, pero sí, al menos desde las últimas semanas.

—Eso no sonó muy bien, ¿sabes? 

—No empieces  —advierto lo más seria que puedo pero no puedo evitar sonrojarme. 

—Ya. Y, por cierto, ¿no has notado algo extraña a Ferrer? 

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2022 ⏰

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