Llovizna antes de la tormenta.

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Carajo. Bendita suerte la mía.

Debí esperar a su contestación.

—Perdón, perdón. Te juro que no vi nada —digo rápidamente al tiempo que llevo mis manos a los ojos. Retrocedo un poco hasta chocar con la pared. Ouch.

—¿Qué, nunca has visto a alguien sin camisa, pequeña? —pregunta juguetón. 

—Amm sí, pero no es precisamente mi pasatiempo favorito y luego, verte a ti... definitivamente no.

—Hey —se queja—. Sé que no soy Chris Hemsworh pero tampoco me insultes, es poco pero es trabajo honesto. Y ya puedes ver, pequeña, ya me puse una playera, pero cuidado, mi cara aún te puede dejar ciega.

Bajo poco a poco mis manos y confirmo que, en efecto, ya se ha puesto algo encima.

—Perdón, debí tocar. Supuse que Matt estaría aquí.

—Se fue hace menos de diez minutos, se supone que tiene práctica de básquet —contesta sonriente—. ¿No lo sabías? 

A ver, querido Alex, ¿cómo te explico que sí sabía pero lo único que no me esperaba que tú estuvieras aquí?

—Lo había olvidado. ¿Y no se supone que tú también tienes práctica?

—Sí y no. Me cambié, el básquet no es lo mío, eso es el estilo de Matt y yo entré por... bueno, ya te imaginarás porqué —dice con una sonrisa de boca cerrada, con los ojos un poco tristes. Dios, no puedo creer todo lo que ha intentado Alex por la atención de Lucy—. De hecho, mi práctica empieza en veinte minutos.

—¿Te cambiaste a qué? —pregunto mientras me siento en la orilla de la cama de Matt.

—A voley, ¿no se nota? —hace una pose para modelar su uniforme. 

—A mi parecer es idéntico al de básquet y al de fútbol.

—Puff, el mío tiene más estilo, y lo luzco bastante bien —dice haciendo nuevas poses para verse exageradamente atlético. 

Una vez que termina con su falsa sesión de fotos, mete algunas cosas a su maleta, se acerca a la puerta y se detiene a verme.

—Pequeña tengo que cerrar, así que...

—Claro, perdón. Yo regreso luego.

—No es cosa mía, pero, ya sabes, son las reglas —entra al cuarto por su maleta y sale nuevamente.

—Lo entiendo. No era taaan urgente. 

De hecho sí y mucho. Después de una gran confrontación entre mi angelito y mi diablito, acordé un plan para entrar al cuarto de Matt y tratar de encontrar el otro teléfono que menciona Matt. Ahora, el plan se pospone.

—Tú y el Señor Tortolo van bien, ¿verdad? 

—No han habido peleas, lo cual es extraño, así que sí, quiero pensar que vamos bien —sonrío orgullosa de poder decir al fin que mi relación con Matt va bien, hasta que recuerdo su llamada.

—Me alegra, en especial a ti te veo un poco más tranquila.

¿Eso es posible? Yo me siento más tensa y estresada que antes.

—Eso creo. Y yo te veo más feliz ahora que estás con Kristy. Hacen linda pareja.

—Gracias, pequeña —dice sonrojado—. Es uno de esos cambios que no te esperas pero que te gustan. Es una niña muy linda, me gusta estar con ella, sonará cursi pero con ella no necesito fingir alguien que no soy, le gusto yo de verdad. Esa sensación es nueva y me gusta sentirme así.

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