Los ciegos.

436 22 40
                                    

No sé qué hacer con Daniel, no sé cómo ayudarlo con su ruptura con Alicia

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


No sé qué hacer con Daniel, no sé cómo ayudarlo con su ruptura con Alicia. Y peor aún yo estoy que echo chispas por lo que le ha hecho. Dejarlo simplemente así, diciéndole que ya no pueden estar juntos se me hace algo tan cruel. Aunque ahora que lo pienso fue lo que yo hice con Luis, sin embargo, eran situaciones completamente diferentes; yo ya no sentía un vínculo totalmente amoroso por Luis. Y por otro lado, a simple vista se puede ver en ambos (tanto en Daniel como en Alicia) que se quieren mucho, que se aman.

—¿Están bien, Scarlett? —pregunta Lucy, dejando su canastilla con sus jabones y geles de baño dentro de su closet .

—Sí, ¿por qué la pregunta?

—Te ves molesta. ¿Acaso tú y Matt discutieron otra vez?

—No, no es Matt, es sólo que... agh —suelto un bramido—. Olvídalo, no tiene importancia.

—Calma, no te estoy obligando a que me lo cuentes.

—Ya lo sé, es sólo que no me siento bien. Quiero ayudar a alguien y no sé cómo hacerlo.

—Bueno, si ese es el caso, ponte a pensar: ¿Esa persona quiere que la ayudes ahora?

¿Qué pregunta es esa?

—Lucy, no sé si esto me ayude.

—Te lo digo en serio, hay personas que simplemente no quieren que las ayudes en el acto.

—¿Y qué hago? ¿Ver cómo se hunde más y más?

—No es a lo que me refiero, lo que digo es que puedes ayudar dándole espacio.

Buen punto. Tal vez si me hubieran dado mi espacio poco después de... No, Scarlett, no. Esto no se trata de mí, sino de Daniel.

—Tal vez, pero no quiero dejar sola a esa persona.

—¿Por qué?—pregunta con una sonrisita burlona.

—Porque simplemente no la quiero dejar.

—No. Me refiero, ¿por qué le dices: "otra persona", cuando ambas sabemos que te refieres a Daniel Stone?

—Ah, no lo sé, déjame pensarlo... —coloco una mano en mi barbilla mientras miro hacia el techo, fingiendo pensar— tal vez por que lo detestas.

—Yo no... Ese no es el punto, el punto es que aunque se tratara de él o alguien más, te daría el mismo consejo.

—El punto es que si no te apuras llegarás tarde con Colville, y ya sabes que a él le va y le viene lo de tu tobillo.

—¿Ya te vas? —pregunta sorprendida— Falta casi media hora para llegar a su clase, y estamos en un in-ter-na-do, no es como si fuéramos a tomar un camión para llegar a la escuela.  

—Si bueno, tengo que ver a Daniel. Y no sé qué te sorprende, siempre salgo antes que tú.

—Estábamos hablando bien, tú nunca te quedas a platicar conmigo ni una vez.

InternadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora