No!

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Después de lo sucedido, maneje hasta la casa, Noah iba conmigo en el auto y Adams se retiró al hospital. No estaba molesta en realidad estaba curiosa, porque tendría el guapo que ubicarme en cada sitio donde yo estaba, porque la necesidad del GPS.

Lo siento nervioso a mi lado, le hecho creer que estoy molesta de lo sucedido y no le he dirigido la palabra, al llegar me parqueo frente de la casa, Saymon llega rápidamente le entrego las llaves y me dirijo a la puerta, siento al guapo seguirme, pero decido ignorarlo.

—Emma, ¿lo hablamos? —sigo caminando como si nada —Emma por favor... —toma mi brazo y en un momento que me toma de sorpresa me voltea hacia él y quedamos frente a frente, miró sus ojos, lo hermosos que son y me pierdo en ellos, Dios... En realidad, estoy enamorada de ese hombre y es algo que no puedo evitar... Entiendo mi actitud anterior... Es decir, la actitud de porque cambie tanto para él... Solo quería que el fuera feliz y no necesito recuerdos para ello. Sus pupilas se dilatan y mi respiración cambia, tengo la sutil necesidad.... A quien quiero engañar de sutil nada, tan sutil como un tren, necesito que este hombre me bese...

Y lo hace, por Dios y como lo hace, siento que me consume algo en el pecho, intento tomar aire y en el proceso el aprovecha para meter su lengua a mi boca y eso me hace sentirme muy importante, siento sus manos bajar en mi espalda y detenerse en mi trasero, apretándome hacia él, yo siento su... Espera... Ese es su... me detengo y lo empujó.

La última vez que bese un hombre era virgen... Sé que ahora no lo soy, pero carajo me muero de miedo. Le vuelvo a mirar la cara. El me mira al ver mi expresión intenta tranquilizarme.

—Perdona cariño, no debí, sé que no debía, pero no pude detenerme.

—Tranquilo, yo soy la que debo pedirte perdón, seguro tú necesitas... Bueno... Eso y pues yo... Yo... Yo... Nada de nada.

—Emma yo te amo, y si te espere a que nos casáramos para estar juntos, ahora puedo hacerlo. Pero también tú me las pones muy difícil.

—Yo... ¿Que hice?

—Tu entera... Hoy estas distinta, me recuerda a la Emma que conocí un día.

— Yo entera... Deberías ser más específico, porque necesito estar clara con información que puedo usar a mi favor.

—¿A tu favor? —se ríe —¿Siempre serás así?, ¿con conveniencias? -— asiento con la cabeza —con lo único que nunca has sido así, es con el dinero.

—¿En serio?

—Así es... Nunca te ha importado.

Eso me hace sentirme un poco mejor, no soy tan fresa después de todo. Le miro y le sonrió esta conversación me gusta, pero creo que no la debo alargar más.

—Noah, me voy a dormir.

—Me gusta más cuando me dices guapo.

—Ah... Trataré de decirte así siempre entonces.

—Excelente entonces.

Le digo adiós con la mano y me encaminó hacia la habitación, al llegar entró al closet y tomó una de los pijamas que compré el día de hoy, hermosamente en negro. Me dirijo al baño, me doy una ducha rápida, me cambio y directo a la cama, Noah ya está allí, me acuesto y me abraza esto es divino, siento que estoy en la deriva... Lo último que pienso es que para mí estar así es perfecto.

Me he sentido mal toda la semana, tanto así que he tenido que dejar de comer, le dije al chicle que necesitaba un chequeo, pero no por él, sospecho lo que me pasa y no quiero que se entere no aun, hago una cita con el doctor Velázquez y me confirma lo que mi corazón siente... Estoy embarazada... Es la mayor emoción que una mujer a sus 27 años pueda sentir. Al principio de mi matrimonio no quede embarazada porque mamá me necesitaba, luego cuando ella murió me dedique a disfrutar todo lo que pude de mi marido, porque sabía que no lo había hecho como se debía porque estaba más pendiente de mamá, incluso más que de mi misma. Llamó a Noah a su celular y al tercer timbrazo atiende.

¿Quien rayos  eres? (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora