V E I N T I C I N C O

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— Aquí vamos, preciosa.

Aún media dormida logré abrir los ojos. Un cuerpo estaba aplastandome, no era tan pesado pero si lo suficiente como para que no pueda moverme. Mi sueño desapareció instantáneamente al analizar la situación.

— ¡¿Qué haces?! — mi tonó de voz subió lo más que pudo.

— Lo que siempre quise hacer.

Piensa ___, piensa. No puede volver a pasar esto.

Las lagrimas salieron sin mi permiso nublando mi vista, no sé cual de los chicos sea, pero esto no va a pasar. En un momento de lujuria soltó mi mano derecha, lo suficiente para poder golpearlo lo más fuerte que pude.

— ¡Maldita! 

Su mano se estampó en mi cara, dolió, y mucho.

— No vas a parar esto, muñeca. Serás mía y te agradecería que lo hicieras más fácil.

Aún sosteniendo mis brazos por encima de mi cabeza subió mi blusa como pudo y apretó uno de mis pechos.

Las imágenes de mi tío golpeaban mi mente una y otra vez. 

— ¡NO!

Me senté en la cama de lo más asustada.

— No fue real... no lo fue.— miré toda la habitación oscura.

Me sentía observada, intimidada y totalmente pérdida.

— Ay no.

Me levanté lo más rápido que mis pies pudieron y salí del cuarto, la casa estaba tan silenciosa y oscura que me aterraba aún más. Bajé intranquila y lentamente las escaleras, mirando todo en todo momento.

Llegué al sofá y me senté observando mi alrededor. Una tenue luz alumbraba el lugar.

Me quedé allí sentada y muerta de miedo. Esa pesadilla estaba descontrolandome. Jimin está descontrolandome.

— ¿Eres tú, ___?

Voltee lo más rápido que mi espina dorsal me permito y lo miré. El tan solo hecho de hacer contacto visual me tranquilizo lo suficiente como para volver a respirar normal.

— ¿Estás bien? — comenzó a bajar las escaleras lentamente, como si no quisiera asustarme.

— Creo que sí.— mi voz salió tan apagada que parecía que estaban asfixiándome al hablar.

— ¿Qué sucedió? — llegó a donde yo estaba y se sentó a una distancia considerable de mí.

— Fue solo una pesadilla.

— Estás llorando, ___. ¿Tan grave fue?

Lo miré con ojos llorosos y me acerque a él para abrazarlo.

— ¿_____? — correspondió mi abrazo y me consoló dando breves caricias en mi pelo.

— Jimin está asustándome...

— La pesadilla fue de él, ¿Verdad?

Me limité a asentir afirmando su hipótesis, verdaderamente no me creo capas de hablar ahora, mi garganta dolería tanto que mi voz se cortaría instantáneamente.

Casa de Pervertidos [BTS×Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora