Unsteady; CAMREN

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In The Dark - Camila Cabello

Camila's POV

Es curioso como alguien con unas fuertes convicciones como las mías había comenzado a reflexionar sobre algo que no me atrevía a pronunciar en voz alta. La realidad es que había sufrido dos episodios inexplicables que me tenían todo el día en blanco. Mi mente científica estaba en llamas, deseando compartir sus experiencias para aclarar sus dudas, pero demasiado avergonzada como para expresárselas a alguien. Porque, ¿cómo dices que viste cómo todos los muebles de tu habitación volaban de un lado a otro? ¿Cómo explicas que casi saltas de un puente porque algo o alguien te obligó a ello? No se puede, no se puede sin que piensen que estés loca.

Por eso cuando bajé de ese muro, tras el alivio inicial entre los brazos de la ojiverde, comencé a pensar una excusa. Les conté una verdad a medias: que Gabriel me había mostrado algo, de lo que aún no estaba preparada para hablar y que había terminado emborrachándome para olvidarme de ello mientras hacía el idiota ahí subida. Me dolía mentir a mis amigos que se habían preocupado tanto por mí, especialmente Dinah y Lauren. Sé que ellas dos no me creían, que aún esperaban la historia real. ¿Pero qué podía hacer?

— Mierda. —Maldije mordiéndome el labio cuando al cruzar la gran puerta principal de la Casa Blanca me encontré bajo todas las miradas de mi equipo de seguridad, empleados y mis padres.

— KARLA CAMILA CABELLO ESTRABAO. —Esa había sido mi madre que por un momento pensé que iba a golpearme porque sus ojos se veían llenos de furia pero sentí sus brazos rodearme fuerte.

Así que sólo pude devolverle el abrazo luchando con el nudo lleno de lágrimas que tenía en mi garganta. Porque casi había sucedido algo este tarde, algo que no tenía marcha atrás. Y el simple pensamiento de no poder escucharla gritar más mi nombre o de no sentir a Sofía dormir a mi lado cuando hay tormenta, me retorcía el corazón. Porque fue solo un "casi" lo que convirtió este momento en realidad, lo que marcó la diferencia.

Así que inhalé su perfume cerrando los ojos. Nunca lo había cambiado desde que la conocía así que fue inevitable sentirme una niña asustada de nuevo. Sinu tenía el hermoso don de llevar el hogar en sus brazos así que cuando te refugiabas en ellos, sentías la calidez que a lo largo de todo el invierno podrías haber perdido.

— No vuelvas a hacer planes sin avisarnos antes —Continuó al separarse de mí y aunque su voz sonaba dura, su rostro lleno de alivio me hizo sonreír levemente—. No sonrías, Karla, ni te atrevas. Estábamos preocupados por ti.

— Recibimos el mensaje de Dinah hace una hora. Nos comentó que tú teléfono se había roto, perdido o algo así... Por eso no pudiste avisarnos a tiempo de que pasarías la noche en su casa —Alejandro dio varios pasos en nuestra dirección, acercándose a mí—. ¿Puedes pedirle a tu amiga que nos avise antes la próxima vez? Invertimos muchos recursos buscándote.

— ¿Y Sofi? —Pregunté ignorándolo porque no soportaba mirarlo sin tener la necesidad de gritarle todo lo que quería decirle. Tuve que morderme la lengua para callarme.

— En su habitación. Está terminado unas tareas del colegio. —Respondió mi madre con voz algo más dulce acariciando mi mejilla, intentando relajar un poco la tensión del ambiente aunque no funcionó demasiado.

Asentí dibujando una leve sonrisa sólo para la mujer que estaba a mi lado y comencé a caminar, poniendo un pie en el primer peldaño de las escaleras de mármol, cuando la voz de quien se suponía que debería ejercer de padre me interrumpió.

— Y, flaca...

— ¿Sí, Alejandro? —Ni siquiera me molesté en voltearme para mirarlo. Me repugnaba su existencia.