Camila's POV
Qué sencillo era girar el rostro para ignorar los problemas, mirar hacia el lado del bosque que aún no estaba en llamas. Era sencillo siempre y cuando no fuera de noche y Lauren dejara de abrazarme dormida al girarse en la cama, siempre y cuando ella no fuera a trabajar y me quedara sola en ese apartamento siendo devorada de golpe por todo aquello que evitaba el máximo de horas que podía.
Me quedaba contemplando los libros de medicina, releyendo la misma línea decenas de veces porque mi mente no se concertaba en lo que debería. Así que terminaba levantándome, pensando qué hacer ahora con todo lo que había descubierto y había perdido estas semanas. Que ahora tenía a una hermosa pelinegra que me amaba a mi lado, pero había sido traicionada una vez más por aquellos que decían ser mi familia. Era un vacío que no podía llenarse del todo, que ella no podía darme. Sí, era innegable que de cierta forma era feliz, pero ese hueco que habían dejado Sinu y Alejandro me estaba destruyendo.
Necesitaba respuestas, necesitaba comprender y aunque lo negase por toda la ira que seguía sintiendo, necesitaba perdonarlos de alguna forma. Me lo gritaba el pecho cuando me consumía la ansiedad en silencio, siendo Rocky el único testigo que nadaba en su pecera ajeno al mundo. Pero todo era tan confuso... Dios, si sólo supiera qué es lo que mi cabeza deseaba hacer. No sabía si odiarlos para siempre o aceptar escuchar sus explicaciones, al menos antes de tomar una decisión definitiva. Yo era pragmática, siempre lo había sido, no quería guiarme por esta emoción tan intensa y negativa que había aparecido desde que leí aquel documento que me mostró Gabriel.
Gabriel. Sólo decirlo en mi cabeza me llenaba de terror. Mi miedo en este caso superaba a mi curiosidad científica, mis deseos de conocer más su naturaleza eran aplastados por aquella sensación de perder el control absoluto. Temía que fuera como Bloody Mary o Voldemort, que al pronunciar su nombre aparecería a mi lado y me obligaría de una vez por todas a saltar de ese puente. Ridículo y absurdo, lo sé. ¿Pero qué podía esperar ya tras todo lo que había presenciado estos últimos meses? Nada tenía sentido.
Mi padre biológico estaba libre porque mi padre adoptivo lo liberó y mi madre lo había sabido todo ese tiempo. Los fantasmas existían. Gabriel era una especie de ser que podía obligar a los demás a seguir sus órdenes y a saber qué más. No había lógica ninguna en estas tres afirmaciones, parecía una historia surrealista de mala calidad en una web cualquiera de internet.
Por eso había mandado mi mundo a la mierda y había salido del armario, porque si todo lo demás era un sinsentido no tenía por qué seguir manteniendo una careta que no era mía. Por eso mismo no quería volver a una casa donde tendría que seguir actuando que éramos la familia perfecta sólo por mi hermana, sólo por ella. No me veía con fuerzas suficientes aún para afrontar todo, así que huí del lugar que debería llamar hogar.
Pero hasta yo misma sabía que debía ponerme en pie y comenzar a arrollar aquello que me hería. Ya no era la misma niña asustada de hacía diez años.
Y por esta razón tamborileaba mis dedos contra la porcelana de la taza, haciendo que sonara un tin tin constante por culpa de mis uñas pintadas de blanco que golpeaban la superficie. Estaba nerviosa mientras miraba la puerta del apartamento de Lauren, esperando a que ella apareciera. Hoy me había dicho que llegaría pronto para llevarme a cenar porque era evidente que yo necesitaba salir o terminaría volviéndome loca.
Escuché la cerradura moverse así que alcé la vista mientras la veía entrar por la puerta. Me sonrió desde lejos según colgaba su chaqueta, bufanda, gorro y bolso en el perchero. Sacudiéndose los copos de nieve del pelo, se acercó a mí para darme un suave beso en los labios que me hizo suspirar.
— Hola, tú. —Sonrió de medio lado, parecía cansada así que la abracé, para atraerla un poco más hacia mí. Estaba fría pero era reconfortante porque mi frente ardía.
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Unsteady; CAMREN
FanfictionLauren Jauregui es un ángel que ha descendido del cielo para darle un ultimátum a la humanidad. Todo va como planea hasta que conoce a Camila, la hija del presidente de los Estados Unidos.