5 | El mejor día de mi vida.

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Capítulo 5: El mejor día de mi vida.


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Harriet Fitcher

—Señorita, tome asiento junto a Harriet —la chica nueva obedeció la orden de la maestra sin decir nada.

Su cabello era rubio y sus ojos de un azul precioso tan parecidos al azul del mar cuando los cálidos rayos del sol iluminan sus aguas.

—Hola —saludó una vez se sentó a mi lado.

—Hola —ella abrió la boca para seguir hablando pero yo la frené antes de que lo hiciera —me gusta prestar atención a esta clase —y después miré hacia la profesora quién empezaba a hablar acerca de una práctica individual.

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Dos horas después

—Oye, aunque parece que no te caigo bien necesito ayuda para llegar hasta el comedor; mis hermanos me han dejado botada y no quiero perderme en esta inmensidad —detuve mis pasos y me voltee hacia ella lentamente mientras pensaba en si sería buena idea o no.

—Esta bien y no me caes mal, solo no me gusta que me llamen a la atención en clase —le expliqué.

—No hay problema y gracias —su sonrisa fue tan grande y brillante que me sentí afortunada de que ella sonriera gracias a mi.

—Mi nombre es Harriet, aunque creo que ya lo sabes —empezamos a caminar fuera del salón y después por los pasillos atestados de estudiantes.

—Ya lo sabía; mi nombre es Jazmín, pero me puedes decir Jaz.

—Un placer, Jaz.

Minutos después estábamos entrando al comedor, las miradas se posaron en la chica nueva y me sentí algo incomoda, pues al yo estar al lado de ella recibía atención que no quería.

—¿Te sientas conmigo mientras espero a mis hermanos? No los veo por ningún lado —asentí en respuesta.

—Esta bien —miré toda la cafetería, pero mis ojos se clavaron en el lugar donde algunos universitarios se juntaban a charlar. Ahí estaban mis hermanos.

—Aquí esta bien - nos sentamos en una mesa vacía de las esquinas.

Yo no sabía de que hablar con la chica que tenía frente a mi, o sea no es que sea tímida, si no que ella se ve tan sofisticada que me daba miedo decir algo estúpido o algo que la hiciera pensar que yo era extraña. Quería que ella fuera mi amiga y no quería arruinarlo.

—Me gusta el color azul ¿y a ti? —sonreí, ella quería hacerme plática.

—Me gusta el verde esmeralda oscuro y el negro.

—Verde esmeralda oscuro como tus ojos —dijo orgullosa por su descubrimiento —tus ojos son tan hermosos, Harriet, te envidio —yo reí.

—No deberías, tus ojos son más hermosos, tienen un brillo tan especial que los hacen ver mas hermosos de lo que ya son —ella rascó su cabeza.

—Bueno, gracias —miró mis ojos y al parecer vio algo en ellos que la hizo fruncir el ceño, pero antes de que pudiera decir algo dos chicos se sentaron en la mesa.

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