Morticia

28 | Morticia.

 Capítulo 28: Morticia.

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Sergey Michael Volkov

La mañana completa había sentido las miradas sobre mí, no es que eso fuese algo raro, pero de cierta forma me incomodaba, pues con lo deplorable que me sentía después de lo de ayer lo menos que quería era atención.

La hora del almuerzo había llegado y me dirigí al comedor, era seguro que no comería, el apetito me había abandonado desde ayer, pero debía estar cerca de mi hermana, de cierta forma ella me reconfortaba en formas que ni se imaginaba.

Cuando entré se me quedaron mirando y un murmullo se instaló en el lugar, con un suspiro caminé hacia la mesa en donde se encontraban mis amigos y me dejé caer en ella con un suspiro.

—Lo de Harriet te golpeó más fuerte de lo que pensé —fruncí mi ceño sin comprender como ella sabía tal cosa —intenté llamarte anoche en cuanto lo vi, pero tenías el móvil apagado y era demasiado tarde como para salir —explicó mi hermana y yo seguía sin entender.

—Hermano, es demasiado fuerte, hasta sus hermanos faltaron hoy —miré hacia la mesa en la que siempre se sentaban y esta estaba siendo ocupada por otras personas.

—¿De que hablan? —pregunté por fin.

Michel me observó con el ceño fruncido y luego formó un circulo con su boca pareciendo sorprendida.

—No lo has visto —aseguró.

—¿Ver qué? —ella sacó su Tablet de su bolso y buscó algo en ella para luego pasármelo.

Observé a mis amigos verme con algo en sus rostros que no podía comprender.

Miré la pantalla del aparato y aparecía Harriet con un moretón en su mejilla, una bendita en una de sus cejas, su cabello estaba en una coleta y un buzo gris cubría la parte superior de su cuerpo. Le di al botón de reproducir y extrañamente sentí que en la cafetería hacían silencio para dejarme escuchar.

—Mi nombre es Morticia Fitcher, el nombre que me dio mi padre al nacer por haber matado a mi mamá durante el parto, pero todos me conocen como Harriet Fitcher una estudiante que cursa su último año de preparatoria —su mirada fue hacia alguien en frente de ella.

—Tranquila —se escuchó decir a una mujer.

—Soy la menor de seis hermanos, todos adoptados, la única de sangre soy yo —se revolvió incómoda en la silla —durante toda mi vida recibí malos tratos de mi familia, pues ellos sentían que de una u otra forma lo merecía por haberles arrebatado a su madre; aunque pude hacer las paces con cuatro de mis hermanos hace un par de meses —sonrió después de decir aquello —se preguntaran el por qué les estoy diciendo esto —suspiró nerviosa.

—Lo estás haciendo bien —se escuchó una vez más.

—Este video lo hago desde la comisaría, en donde acabo de denunciar a mi hermano Darius Fitcher por violación —soltó sin más para luego mirar al suelo —la comisaria Analía Byron tiene todas las pruebas que le facilité con las cuales determinó que eran suficientes para apresar a mi "hermano" —hizo comillas con sus dedos y yo solo trataba de asimilar bien lo que estaba diciendo.

—Mi hermano me... —hizo una pausa —me violaba desde que tengo dieciséis años solo por haber entrado a buscar una foto de mi madre en su habitación, nunca la había visto y quería saber cómo era, si me parecía a ella o no.