14 | Alemán.

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Capítulo 14: Alemán.

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Harriet Fitcher

La siguiente semana fue intensa por donde fuese que lo viera, los maestros dejaban clases a diestra y siniestra solo por una pausa que íbamos a hacer en el año académico, las razones no nos fueron dadas, pero para la mayoría era suficiente con que no tendríamos clases. Yo como toda estudiante razonable hacía el montón de clases el mismo día, aunque trasnochara para levantarme sumamente temprano, pero mi única meta era no tener ni una sola tarea pendiente el mismo fin de semana que saliera.

Hoy era jueves y estaba en la última clase desesperada por salir, justo cuando sonó el timbre pensé en salir despavorida pero la voz del maestro mencionando mi nombre me hizo frenar en seco.

—Harriet, espera unos minutos.

Cuando todos los estudiantes salieron del salón me acerqué hasta el escritorio del rechoncho profesor en espera de sus siguientes palabras.

—Ya no puedo seguir enseñándote ruso —soltó de inmediato. Mi frente a se arrugó en una expresión de sorpresa.

—¿Por qué? Si me he esforzado en aprender todo lo que me enseña.

—Por esa misma razón, ya no tengo nada más que enseñarte, aprendiste todo lo que se podía de ese idioma, se puede decir que ya habla ruso perfectamente, señorita Harriet —una sonrisa surcó mis labios.

Los idiomas para mi habían sido mis clases extracurriculares desde siempre, por la sencilla razón de que los clubes me quitaban tiempo después de salir de clase, sin embargo las clases de idioma se agregaban a mis clases dentro del horario escolar y así podía llegar a casa a tiempo, sin mencionar que gracias a lo excelente que me iba poseía una beca de la institución.

—La pregunta es ¿Qué idioma aprenderá ahora? —mi sonrisa desapareció entendiendo a lo que se refería, si él no daba algún otro tendría que buscar una clase extracurricular diferente y eso no estaba en mis planes faltando menos de un año para acabar la preparatoria.

—No lo sé —dije de pronto.

—¿Español? —negué.

—Aprendí a hablar español antes de entrar a la secundaria —el profesor me miró con sorpresa.

—¿Cuántos idiomas hablas? —preguntó por primera vez para mi sorpresa.

—Me da idioma desde los trece y no me preguntó nunca —le reproché.

—Porque asumí que era tu primer maestro de idioma, después de todo entraste muy joven, no esperé que estudiaras idioma desde antes.

—Ingles, obvio, es el natal —él río levemente ante mis palabras —español, italiano, francés y ahora ruso —sonreí orgullosa.

—Tienes tu vida hecha cuando salgas de aquí —fruncí el ceño sin entender.

—Podrías hacer una capacitación de seis meses y de inmediato ser maestra de idioma —levanté mis cejas impresionada —también podrías estudiar relaciones internacionales y arrasarías o como bien dice tu profesor de arte, podrías ser una de las mejores artistas del país —sus palabras me dejaron de piedra.

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