Capítulo 21: Cuidar de ti.
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Harriet Fitcher
Los días junto a Sergey pasaron de lo más rápidos, ese mismo día después de haberle pedido que no me recordara nada de lo que había pasado; desayunamos y fuimos al acuario, para mi había sido una experiencia única ya que había sido la primera vez que iba. Durante la semana fuimos al zoológico, al jardín botánico, al museo y demás lugares a los que nunca había ido, lo mejor de todo es que Sergey compartía esos gustos conmigo, porque en cada lugar que entrabamos el parecía igual o más emocionado que yo.
Pero a decir verdad uno de mis favoritos fue el museo de arte, las pinturas eran preciosas de artistas tanto locales como nacionales. Eso me hacía pensar en que yo algún día podría estar ahí y por primera vez pensé en un futuro más allá de escapar de Darius.
Era domingo en la noche y yo me encontraba preparando mis cosas para irme a casa, mañana regresaría mi familia a casa, la cual no había pisado la semana entera. Con un suspiro cerré la mochila y me la enganché en el hombro para salir de la habitación y encontrarme con Sergey en la sala.
Él se levantó y tomó en un par de hojas que tenía en la mesita, luego caminó hasta mi para quitarme el bolso y entregarme las hojas, yo las hojee inmediatamente y sonreí.
—Son unas anotaciones de las cosas que te podrían resultar más difíciles con el Alemán, de la dos hasta la siete, porque te aprendiste la uno —comentó con un brillo extraño en sus ojos.
—Gracias, la verdad es que tu ayudaste mucho, nunca pensé que fueses a saber Alemán - él adentró sus manos en sus bolsillos y me miró con una media sonrisa.
—Si tan solo las vacaciones hubiesen durado un poco más —admitió, luego se acercó a mi y me abrazó por los hombros apretándome contra su cuerpo.
Ese abrazo me dio la fuerza necesaria para volver a mi vida, a esa que aunque no me gustara era mía, pero volvía con las fuerzas necesarias no para soportarla, sino para cambiarla, estaba dispuesta a que mi vida mejorara.
Nos separamos y antes de salir de su casa sus labios se entrelazaron con los míos y en mi interior sentí que tal vez sería el último en mucho tiempo.
Salimos de su departamento para tomar el ascensor, pero esta vez íbamos acompañados de una pareja, los cuales suponía que vivían en uno de los pisos de arriba. Los cuatro bajamos en el estacionamiento y cada uno fue por su lado, Sergey desbloqueo el Corvette y yo inmediatamente me subí, mientras que Sergey entraba el bolso en el maletero.
El camino a casa fue amargo, era como abandonar una hermosa historia para irte a una llena de dolor. Estaba siendo tan difícil entender que la semana había acabado y que aunque quisiera retener ese último momento y quedarme atrapada en él no podía. Solté un suspiro y lo miré por última vez mientras que seguía conduciendo. Sin que se diera cuenta saqué mi teléfono y le tomé una fotografía, luego bloquee el teléfono y lo guardé.
En cuanto llegamos a mi casa me bajé del auto y fui hasta la parte de atrás para tomar mi bolso.
—Gracias por todo —le di una de mis mejores sonrisa y él me la correspondió.
—No te despidas, bonita. Nos veremos mañana —aseguró.
Dejó un beso en mis labios y yo me di la vuelta para caminar hasta la entrada de mi casa, inserté la llave y quité el seguro, pero antes de entrar me di la vuelta y lo observé en el mismo lugar.
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Morticia
Teen FictionLa vida para muchas personas es una completa montaña rusa llena de emociones nuevas y diferentes día tras día. Para mí era más una casa del terror, mientras más te adentrabas en ella más misterios y secretos colgaban de cada lugar. Pero en algún mom...