19 | Fiesta.

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Capítulo 19: Fiesta.

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Harriet Fitcher

—Debemos dormir —avisó después de unas horas en las que solo pudimos bromear y besarnos de vez en cuando.

—Si, mañana tengo que terminar mi tarea —dije con pesar.

—¿De qué es? —preguntó curioso.

—Cálculo; y no es que no la entienda, soy buena en cálculo, es solo que no atendí a las explicaciones y estoy algo perdida —admití obviando la parte en que fue culpa de él por no haber salido de mi cabeza.

—Yo te ayudaré mañana, ahora ve a la habitación, yo dormiré en el sofá —mi ceño se frunció ante el disgusto.

—Estuvimos juntos en tu cama, no veo el problema —comenté.

—Si y yo amanecí más solo que una pelusa de bolsillo, lo recuerdo —mis mejillas se ruborizaron y el rié —pues sino te incomoda dormiremos juntos - yo asentí y comencé a caminar a la habitación con mi bolso y mochila en mano.

Me adentré en la habitación observando por primera vez las cortinas marrones y gruesas que cubrían lo que yo suponía era un cristal. Dejé mi mochila a un lado del escritorio y puse el bolso en la cama para sacar mi piyama blanca que consistía en una polera y un short. Tomé ropa interior mi toalla y mi cepillo dental y luego de cerrar el bolso y colocarlo junto a la mochila me encaminé hasta el baño para adentrarme en él y cerrar la puerta. 

Rápidamente me despojé de mi ropa dejándola doblada sobre el lavamanos y luego me adentré en la ducha. En cuanto el agua tocó mi piel tomé el jabón para limpiar mi piel, luego salí para cepillar mis dientes, secarme, ponerme la piyama y salir hasta la habitación.

Esta aún permanecía sola, por lo que entré todas mis cosas en el bolso y me puse desodorante. Restregué mis ojos al sentir como el sueño me llamaba, así que me lancé en la cama y me metí debajo de las sábanas, segundos después Sergey tocó la puerta para saber si podía pasar.

—Dale —dije simplemente.

Entró a la habitación y me observó con una sonrisa para luego ir hacia una puerta diferente a la del baño. Por lo poco que podía ver era un closet enorme y juraba que era casi del tamaño de mi habitación, casi igual de grande que el baño el cual poseía de todo.

Lo vi salir con un pantalón de chadal en sus manos y adentrarse en el baño. Mis ojos comenzaron a cerrarse levemente llevándome al mundo de los sueños.

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Mis ojos se abrieron a tempranas horas de la mañana gracias a la luz que entraba por algún lado de la habitación, era tanta que tuve que abrir mis ojos en contra de mi voluntad. Cuando los abrí por completo me apoyé de mis antebrazos para levantarme y poder observar todo, al hacerlo me percaté de que lo que yo suponía era un cristal, realmente era un balcón, un enorme balcón que iba de lado a lado de la habitación y los cristales eran puertas corredizas. Sergey se encontraba apoyado en el barandal dándome una buena vista de su ancha espalda descubierta. Todos sus músculos se marcaban por la posición en la que se encontraba.

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