Capitulo 10: Podrías tomar una foto.
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Harriet Fitcher
—Esta bien —dije después de unos segundos.
—Iré a buscar el dinero —Neferit corrió hasta su habitación.
Yo miraba al piso para no tener que observar a Sergey, los pasos de Neferit me hicieron dirigir mi mirada a las escaleras. Ella venía bajándolas de dos en dos, se acercó a mi y luego me entregó el dinero, yo caminé despacio hasta la puerta con Sergey siguiéndome los pasos.
Llegué a la acera y Sergey me pasó por el lado y cruzó la calle hasta estar frente a un deportivo negro, abrió la puerta, pero antes de adentrarse miró en mi dirección y me hizo una señal de que me acercara. Crucé la calle con pasos veloces y me fui del otro lado del auto para luego entrar en él. Sergey ya estaba adentro y solo arrancó el auto a una velocidad algo alta. En el camino completo no dijimos absolutamente nada, yo solo me dediqué a observar disimuladamente el rostro de Sergey. Mi teléfono móvil sonó sacándome de mi ensoñación y lo saqué de mi bolsillo. El nombre de Darius aparecía en la pantalla. Con dedos temblorosos deslicé el telefonito verde hacia el otro lado para contestar.
—¿Hola? —mi voz sonó algo nerviosa.
—¿Dónde estas, mocosa? —lo notaba algo enojado, mi corazón empezó a latir desenfrenado.
—En camino al supermercado para comprar algo que Neferit me ordenó —tragué saliva fuerte.
—Eso ya lo sé ¿Pero con quién? —quise mentir, pero si él sabía donde estaba era porque estaba en la casa.
—C-con el amigo de Neferit —escuché como su respiración se volvía errática —no estoy haciendo nada malo, solo compro Nutella, hablamos luego —colgué la llamada.
Miré hacia Sergey y este tenía su vista hacia el frente y una sola mano en el volante, ese chico era hermoso, sus rasgos físicos, sus ojos, su cuerpo notablemente ejercitado, sus labios de un tamaño perfecto, algo gruesos abajo y el de arriba un poco más delgado, sus cejas pobladas y perfectamente alineadas, su barbilla sin rastro de barba y podía jurar que su cabello era muy suave, además de esa piel con algo de color, no pálida como la mía.
—Podrías tomar una foto —sugirió sutilmente.
Sin que me avergonzara en lo absoluto tomé mi teléfono y deslicé el ícono de cámara que aparecía en la pantalla de bloqueo, luego lo enfoqué con la cámara y cuando estuvo con buena definición la tomé.
—Gracias —él sonrió con la boca cerrada para después aparcar el auto.
Miré por la ventana y ya estábamos afuera del supermercado. Abrí la puerta y salí del auto, Sergey salió detrás de mi y con el mando a distancia le puso seguro al auto y me siguió hasta el centro. Yo caminaba un tanto nerviosa a decir verdad, pues Sergey me causaba algo de inseguridad; su actitud tan fría y distante, además de su aura misteriosa y su físico de infarto. Por dentro lo apremié por como vestía, llevaba una camisa ajustada a sus músculos y remangada hasta los codos, unos pantalones negros ajustados y unos zapatos de vestir sencillos, no de esos lustrados, no, de esos normalitos, pero de vestir al fin y al cabo. Su cabello se veía tan sedoso, además que así despeinado se veía como tan casual y sexy dándole un toque desenfadado a su outfit.
Al final terminé siguiéndolo yo a él, tal vez me vio mirándolo como boba y decido tomar las riendas él. Llegamos al pasillo en donde estaba la Nutella, me acerqué al tramo en donde estaban los frascos más grandes y luego de ver el dinero que tenia me lleve tres, uno para Neferit y dos para mi. Con pasos lentos terminé acercándome a la caja en donde había una chica de cabello rubio y lacio, le pase las cosas a facturar y luego le pagué, ella en todo momento miraba de reojo a Sergey, pero tal cosa no me incomodaba, el chico era digno de admirar.
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Morticia
Teen FictionLa vida para muchas personas es una completa montaña rusa llena de emociones nuevas y diferentes día tras día. Para mí era más una casa del terror, mientras más te adentrabas en ella más misterios y secretos colgaban de cada lugar. Pero en algún mom...