Capítulo 13: Bésame.
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Harriet Fitcher
Habían pasado tres horas, tres horas en las que Sergey no había parado de observarme. Al principio su mirada me incomodaba y me hacía sentir cohibida. Pero después del primer trago que me había dado Neferit su mirada ya no causaba la misma reacción en mi. Ahora yo estaba enchispada y me movía al ritmo de la música junto a Neferit en la pista de baile, mi sonrisa era cada vez más grande y el regocijo que se abría paso en mi interior era enorme.
Luego de un rato decidí ir hasta la mesa a buscar mi vaso, pero al llegar me percaté de que Sergey estaba sentado en el sofá frente a mi; solo. Yo intenté ignorarlo y tomar mi vaso para volver a la pista, pero él se levantó y sujetó mi mano antes de que pudiese siquiera rozar el vaso.
—¿No crees que has bebido suficiente? —interrogó. Yo no protesté, pues había llegado a la conclusión de que él tenia razón, así que asentí levemente, pero él no soltó mi mano.
Elevé mi mirada hacia la suya que ahora no se encontraba tan lejana y una vez más quise observar detalladamente sus ojos, pero la escasa luz era un irremediable problema. Luego mi vista bajó hasta sus labios y los observé detenidamente, él no se apartaba de mi, de hecho lo sentía cada vez más cerca, pero simplemente no daba el paso definitivo. Inconscientemente comencé a acercar mis labios a los suyos intentando que siquiera se rozaran.
—Bésame —pedí al ver que por más que me acercara él no lo haría.
De sus labios brotó una sonrisa, pero lejos de ser arrogante era dulce. Su rostro se acercó al mío hasta el punto en que nuestros labios se rozaban y cuando creí que por fin me besaría continuó su camino hasta mi oreja.
—Aún no —susurró y aunque sus palabras no fueron las deseadas causaron un efecto en mi al ser dichas de tan cerca y de semejante forma ¿O era que ya estaba lo suficientemente alcoholizada como para imaginar aquello?
Con un suspiro liberé mi brazo de su agarre y me separé de él para sentarme en el sofá desocupado. Me dejé caer en el completamente y cualquier enchispa miento, felicidad o libertinaje se esfumó de mi sistema. Inevitablemente las ganas de irme a casa aparecieron, por lo que busqué a Neferit con la mirada para comunicárselo. Al encontrarla la vi manoseándose en medio de la pista con la morena de la piscina; Trixie. Cosa que realmente no me sorprendió, pues ambas se habían estado coqueteando una a la otra desde que llegamos.
Con pesar me levanté del sofá sopesando la situación, pero ya me encontraba incómoda y quería irme a casa, así que si interrumpía algo ellas podrían retomarlo, pues estaba segura de que Neferit me daría las llaves del auto solo para no tener que irse. Cuando estuve junto a ellas grité un poco para poder ser escuchada.
—Ya me quiero ir —ella asintió y me miró durante unos segundos.
—Toma las llaves y ve directo a casa, Trixie me llevará —asentí levemente y caminé hasta la mesa para tomar su sobre y sacar las llaves, luego tomé el mío y caminé hasta las escaleras aprovechando que los chicos estaban esparcidos por el lugar y Sergey se encontraba en la barra.
Bajé las escaleras algo despacio para evitar una caída, luego atravesé el mar de gente que se encontraba en el primer piso ignorando las manos que tocaban mi trasero al pasar. Cuando por fin salí respiré profundo llenando mis pulmones del aire fresco que tanto necesitaba. Sin esperar más tiempo comencé a caminar hasta el lugar en el que habíamos dejado el auto, por suerte solo había un vehículo detrás y eso facilitaba mi salida. Inmediatamente desactivé la alarma y me adentré en el auto.
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Morticia
Novela JuvenilLa vida para muchas personas es una completa montaña rusa llena de emociones nuevas y diferentes día tras día. Para mí era más una casa del terror, mientras más te adentrabas en ella más misterios y secretos colgaban de cada lugar. Pero en algún mom...