Morticia

30 | Final.

Capítulo 30: Final.

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Harriet Fitcher

—Cierren la boca ya, no tengo nada que perdonarles —dije mientras terminaba de desempacar mi última caja —ni él ni yo queríamos que alguien se diera cuenta, él porque tendría problemas y yo por vergüenza, así de simple. Así que solo enfóquense en ser buenos hermanos ahora y olvidar el pasado, que yo la llevo muy bien intentando olvidar —respondí. Pero yo nunca olvidaría todo lo que pasó, eso nunca se olvida, solo se aprende a vivir con los miedos enterrándolos muy adentro.

—Háganle caso, pueden hacerle el desayuno, terminar de doblar su ropa, comprarle helado y acompañarla a la universidad para que así tengan sus conciencias más limpias, pero no para que ella los perdone, no es necesario porque en su corazón no hay remordimiento —y sin pensarlo abrazó a los gemelos como pudo y yo terminé agregándome al abrazo, luego Neferit y por último Aris.

—Bien, ahora ayúdenme con las cosas de la cocina, aún no termino de desempacar todo eso —los chicos salieron de mi nueva habitación detrás de mi mamá y en la habitación solo quedó Neferit.

—Mamá es más extravagante de lo que recordaba —comentó —pero hay que admitir que la casa es hermosa —miró las paredes violetas de mi habitación y sonrió con aprobación —esta habitación te sienta bien, la otra solo tenía una ventana y esta tiene un ventanal hermoso —sonrió.

—Siempre que necesites algo aquí estaré, sé que estas yendo donde una psicóloga, pero igual quiero poder ayudarte —asentí y luego la abracé.

—¿Sabes? Mi papá es una muy buena persona, hasta me enseñó a disparar —admití orgullosa —pero no pensé que me encontraría con esta sorpresa después de volver, una se va durante una semana y se encuentra con casa nueva —reí levemente y ella por igual —y si, la casa es muy grande.

—¿Piensas entrar a la universidad? —asentí.

—Pienso entrar a la de arte, pero tengo que esperar el próximo año porque no envié mi inscripción y tiene cupos limitados —le expliqué. Ella asintió y terminó ayudándome con la ropa que me faltaba.

Una vez mi habitación estuvo lista salimos de esta observando las paredes blancas de la casa, a diferencia de mi antigua casa, en esta entraba más luz debido al traga luz en el techo que dejaba pasar los rayos de sol.

—Me encanta este pasillo admití —el timbre sonó antes de que Neferit pudiese contestar.

Ambas nos acercamos a las escaleras de mármol y vimos correr a Eros hasta la puerta.

—Harriet —la rubia corrió dentro de mi casa y en cuanto bajé las escaleras se tiró cobre mi dejando besos por toda mi cara —No sabes cuanto te extrañé mejor amiga —fruncí mi ceño en desacuerdo.

—Solo somos amigas, Jazmín, no seas intensa —ella negó un par de veces mientras se levantaba y de paso me llevaba consigo.

—Te escribía una carta casi todos los días diciéndote cómo me fue, te mandaba la tarea y algunas las hacía por ti porque eran sencillas, para mi eres mi mejor amiga y como yo soy la más cercana a ti también soy tu mejor amiga y no acepto un no por respuesta —una risa escapó de mis labios, pero luego miré sorprendida detrás de Jazmín.

—Por eso no aceptaste salir conmigo —casi grité al verlo besar a Calix con fervor —ambos se separaron con algo de vergüenza al escucharme —Jayden es novio de mi hermano —dije incrédula —me quitaste al chico que me gustaba, Calix ¿Qué clase de hermano eres? – dramaticé y los ojos de este se salieron de sus orbitas.