Morticia

15 | Vacaciones.

Capítulo 15: Vacaciones.

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Harriet Fitcher

Era domingo en la tarde y me encontraba plácidamente tirada en la cama leyendo mi libro de Alemán, había finalizado con las demás clases, excepto con cálculo, no es que fuese mala en cálculo, solo que en la última clase no presté atención a las explicaciones ya que me encontraba fantaseando durante la clase, y todo por un chico de ojos bicolor que no podía salir de mi mente a causa de sus contundentes palabras.

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Flashback

—¿Por qué andas la mayor parte del tiempo sola? —preguntó mientras se sentaba junto a mi en la banca.

—No es que me caracterice por tener muchos amigos —comenté desinteresada mientras me encogía de hombros.

—¿Y tus hermanos? —esa no sabía como contestarla sin mentir un poco.

—Les doy su espacio —me encogí de hombros.

—Hasta hace menos de un mes nadie sabía que eran hermanos, ni siquiera yo y tengo un año estudiando con Neferit —puntualizó.

—Cosas de familia —estuve a punto de levantarme cuando su mano me posicionó de nuevo en mi lugar empujándome por mi hombro izquierdo.

—No era para hacerte sentir incómoda —aclaró —Como dije ¿No deberías estar almorzando? —repitió una vez más la pregunta.

—Apostaría a que ni siquiera desayunaste —y joder que si estaba en lo cierto.

—¿Sabes? Eso no es de tu incumbencia —y no esperé una respuesta, solo me levanté de mi lugar y caminé por el instituto hasta que sonó el timbre.

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Fin del Flashback

Con un suspiro me levanté de mi lugar y caminé hasta el pasillo para percatarme del desorden y descontrol que había.

—¿Qué sucede? —le pregunté directamente a Eros. Él sonrió y se acercó a mi para revolver mi cabello.

—Nos vamos de vacaciones por una semana a Alaska —mis cejas se levantaron con sorpresa y algo de emoción.

—Pero es obvio que tu no vas —mi rostro decayó inmediatamente al escuchar las palabras de mi padre, pero intenté hacer parecer que no me importaba —te quedarás aquí limpiando todo.

Quise reír y decirle que limpiaría madres, pero preferí guardar silencio.

—¿Al menos me dejarás dinero? —pregunté suavemente. Él negó inmediatamente.

—No lo necesitas —y sin más salió de la casa y seguido de él Darius, al escuchar un auto avanzar supe que se había adelantado en un taxi.

—Lo siento, nena. Intentamos hacer algo, pero no se pudo —moví mi mano restándole importancia.

Calix bajó las escaleras y tomó su mano con la mía pasándome algo.

Abrí mi mano en cuanto la soltó y negué lentamente.

—No quiero tu dinero —él sonrió.

—Será una semana en la que te encuentres sola, cariño. Acéptalo, así si quieres salir irás sin preocuparte —Neferit inmediatamente se acercó a mi y me pasó las llaves de su auto.