Jeju

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 —¡¿Cómo puedes pedirme que lo deje, Kim JunMyeon?!— Cerré la puerta principal de su apartamento de un azote, caminé hasta el ascensor forcejeando con mi chaqueta denim.

 —¡Acéptalo y rindete!— Rodeó mi muñeca con su mano antes que presionara los botones— Deja de insistirle.

 — No quiero— La retiré de un tirón— Fue su idea JunMyeon, me sentiría fatal ir sin él a Jeju.

 — Me parece bien que lo quieras llevar, no me niego pero hoy saldrá el avión y ya tenemos los boletos— Sacó de su bolsillo dos trozos de papel que deslumbraba la hora exacta de partida, mordí mi labio interior— ¿Aún así no te persuado? 

 — Lo siento— Desvié la vista metiendo las manos dentro de los bolsillos— De verdad, perdóname— Desordené mi cabello pasando mis dedos con fiereza. 

 — ¿Está bien si hacemos un acuerdo?— Guardó los pasajes inmediatamente. Asentí .— Ve y habla con él y yo...— Resopló viendo su reloj de muñeca— Te esperaré a las cinco en punto.

 — Cariño...— Lo miré sorprendida sin evitar que una sonrisa naciera en mis labios.— Gracias.

—  Faltan dos horas para las cinco, deberías darte prisa.

—  Lo haré— Sonreí. Avancé hacia él para rodearlo con mis brazos pegando mi cabeza a su pecho tibio y cálido.— Volveré— Me elevé para alcanzar su mejilla con mis labios, por sorpresa él me buscó con los suyos.

— Más te vale— Sonrió. Agarró mi mano depositando otro pasaje— Es el suyo.

Oprimí el botón con la flecha hacia abajo un par de veces hasta que sus puertas me dieron la bienvenida, ya adentro me encontraba con aquella anciana que siempre tenía en brazos a un perro casi lampiño junto con el cartero. Zapateaba de vez en vez con ansiedad mirando la pantalla que indicaba cuantos pisos faltaban para llegar a recepción ¡Solo 3 más! 

Las puertas volvieron a abrirse dejando salir al cartero y entrar a 3 personas más, me aparté haciendo espacio. A tan solo minutos después llegué a la salida, corrí para tomar el transporte público.

— ¡Estoy en casa!— Me anuncié al llegar a casa después de 30 minutos, miré nuevamente el reloj. Con un poco de nerviosismo empecé a caminar por la estancia de aquí para allá pensando en qué le diría. No había visto su cara, sin exagerar desde hace una semana. Él se las ingeniaba para salir muy temprano al restaurante de Jungmo, llegaba justo cuando salía hacer diligencias o me encerraba en mi habitación en son de huelga aplicando la ley del hielo, después en la noche veía en microondas algo preparado para mí.

— Sehunnie, estoy en casa— Toqué tarareante su puerta— Sé que estás ahí ¿Por qué no abres, ah?— Solo silencio es lo que me había acostumbrado a oír desde hace una semana atrás, volví a tocar— Traje algo para ti— Claro que mentía— Enserio, te va a gustar. Sólo sal de ahí— Nada. Resoplé levantando mi flequillo, apoyé mi espalda en su puerta y me deslicé por ella hasta el piso— No debería seguir insistiendo ¿no?— Entablé una conversación al aire— Quiero decir... ¿Por qué lo haría? Sólo termino echando todo a perder— Recogí mis piernas para apoyar mi frente contra mis rodillas— Soy un desastre.

— Sé que no debería lamentarme aquí enfrente de tu puerta, en el piso aquí sola pero eso hacen las personas patéticas como yo, tal vez...¿Debería traer alcohol?— Seguí hablando sin mucha energía tirada ahí— No, no debería eso también me haría patética.

Patético: Persona u objeto produce o manifiesta de una manera muy viva los sentimientos, sobre todo de dolor, tristeza o melancolía— Oí eso a través de la puerta, reí sin ánimos.

1.6.9 [SEHUN]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora