Conejita Playboy

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Estoy cambiada. Actúo algo extraña y soy más estúpida que de costumbre. Me he vuelto una necia. Por si fuera poco, no puedo pensar en ningún otro hombre como opción porque Jonathan es el que ocupa la mayor parte de mis pensamientos.

Vete a casa Ninoska.

Al solo recordar su estúpida frase, se me revientan los ovarios. El muy... ni siquiera tuvo la decencia de ofrecerse a acompañarme. Uuuf... sé lo que estás pensando, y oh, por supuesto que yo me hubiera negado. Al fin y al cabo; ¿Para qué quiero pasar más tiempo del estrictamente necesario con ese tonto castaño? Sólo porque él sea guapo, ingenioso, ocurrente, divertido y exageradamente sexy no quiere decir que yo esté deseando bajarle el cierre del pantalón. Preferiría que él se postrara sobre mis rodillas y me arrancase los calzones. Eso es todo. ¡Oh, Dios! Qué pervertida que estoy...

Caigo derrotada sobre la cama y me llevo las manos a la cara. Literalmente estoy hirviendo. Mi piel arroja calor por cada poro. Y mi medallita de la virgen de Lourdes me alivia tímidamente sobre el pecho, sin embargo cuando la toco, mi mente se entromete:

-"Tíratelo Ninoska... Tiiiiiiraaaaaaatelo. Es lo que deseas".

Oh no, lo que me faltaba...

-¿Tú también, Belén? - la tuteo, porque en el fondo, Belén mi subconsciente, es mi confidente más sagrada.

-¿Con quién hablas? - Valeria se entromete en mi habitación sin pedir permiso y con cara de sorpresa.

-Conmigo misma.

-¿Y qué te cuentas?

-Solo idioteces..

Valeria se sienta en el borde de mi cama y me observa con ese rostro de sermoneo amigoso, que detesto.

-No es ninguna idiotez querer acostarse con semejante espécimen que dios ha enviado al mundo. - al oírla me sonrojo de arriba abajo y enarco una ceja.

-No quiero acostarme con Jonathan. - le suelto y mi amiga sonríe al instante.

-¿Ves? Ni siquiera lo nombré, y ya sabías de quien estaba hablando. - me sigue sonriendo triunfalmente. - , sólo digo que él es la clase de hombre con el que una mujer debe pecar de vez en la vida.

-O puede que él no sea ese tipo de hombre. - lo defiendo, un poco irritada y ella me observa con cara de no creerme nada.

-Es sexy, divertido, seguro y posee un cuerpo de los dioses. Eso no lo ves todos los días. Créeme. Pero... no lo olvides él es como mi ex. Estoy segura.

Ruedo mis ojos risueña.

-Ya va...

-Adivina la forma más rápida de bajarte los calzones. Y cuando lo consigue, desaparece sin mirar atrás. - una extraña sensación invade mi ser. Quisiera creer que Jonathan no es como ella lo define. - Así que... si ambos quieren lo mismo, es el momento de olvidar todo y entregarse a los placeres de la vida. Una vez que te acuestes con él, descubrirás que no es tan extraordinario y entonces podrás fijarte en otro hombre, uno que valga la pena y te regale el final de cuento de hadas con el que siempre has soñado. Te acordaras de mi, nena.

Valeria me deposita un beso en la frente y desaparece dejándome en un completo silencio. Si el pensamiento de pecar con Jonathan antes me resultaba tentador, ahora resulta ser un camino en el que estoy deseando meterme. Ella tiene razón. No me quitaré a ese loco castaño de la
cabeza hasta que pruebe lo que él siempre me ha insinuado. Naaah, seguro que no será tan extraordinario. Además, esto actúa como un sacrificio, un terrible sacrificio el cual es por mi bien ya que necesito borrarlo de mi cabeza, porque no logro ver deseable a ningún otro hombre.

Cupido Disfrazado de LuchadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora