Me enamoré

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Viajar rumbo a la iglesia con motivo de asistir a la boda de Camila, junto a mi hermano, mamá y papá es deprimente y nefasto. Sobre todo cuando mis padres no cesan en preguntarme acerca de mi ruptura con Jonathan. Así que exhausta en escuchar su nombre cientos de veces, al final, opto por zanjar el tema siendo sincera.

—Me estaba viendo la cara, ¿bien? No es agradable hablar del tema.

Papá se enfurece un tanto acongojado y me palmea la espalda, tratando de consolarme.

—No sé Ninoska, me cuesta creer que hiciera tal cosa. Parecía un buen chico.

—Pues créetelo.

Mamá se acomoda incómoda sobre el asiento. Seguro que está pensando en la casa de la playa. Pero a mí ya me da igual. Incluso, hasta lo había olvidado porque ahora solo puedo pensar en Jonathan, en lo mucho que lo echo de menos y en lo enamorada y estúpida que me siento. Sabía que me haría daño. Sabía en el juego que me estaba metiendo y aún así seguí. Que nefasta resulte ser...

—¿Y cómo te diste cuenta?

Resoplo e intento no perder la compostura. Si un viaje a camioneta de más de dos horas es tedioso, que transcurra contando tus penas amorosas lo hace aún peor. Imagínate, contándoselo a mis papás...

—Mis amigas lo vieron a la salida del Hospital con Pep... con una mujer que iba vestida de puta. Luego fueron a un hotel...

Echo una mirada iracunda, mientras que mi hermano habla por sí solo.

—Yo sólo digo que seguro que tu novio tiene una explicación... —lo defiende.

—¿Ah, sí? ¿Y cuál sería? —me enfurezco.

Él se retuerce las manos con nerviosismo.

—Mira, déjalo. No estoy de humor.

El viaje trascurre tenso y en silencio, y yo agradezco que no vuelvan a preguntarme nada al respecto. No soporto hablar de Jonathan, y el simple hecho de recordarlo me pone irritable.

Al llegar al santuario, el grito de la estúpida de Pepa y tía Mónica me sobresalta. La muy falsa de Abigail se acerca a abrazarme y besuquearme. Nunca las he soportado. Y de rabiosa, corro el rostro de Pepa con agresividad. Pero ella no me toma atención. Bien sabe lo que ha hecho y busca irritarme. Le molería las siliconas que trae en el culo a punta de patadas, por víbora.

—Ninoska, qué paliducha te veo. ¿Comes bien en esa ciudaducha en la que vives? — finge preocuparse Mónica y mamá le pone cara de irritación.

—El tugurio en el que vivo se llama Cincinnati.

—¿Y tu novio? ¿No iba a venir para la boda de Camila? — pregunta Pepa p
Piggy dándoselas de no saber nada

—Repentinamente murió. Creo que le dió una infección ahí abajo. — la molesto haciéndole saber a escondidas que es una ramera.

La respuesta las deja descolocadas, y ambas se miran sin saber qué decir. Eso les pasa por víboras.

—Qué bien te veo...Cristian. Los años te mejoran, como el vino. —saluda mi tía a mi padre, con voz melosa.

—Hola Mónica. —la saluda papá cortésmente.

Nunca me ha gustado como lo mira. Parece tener una doble intención hacia él. Y a mamá no se le pasa desapercibido, porque vuelve a poner cara de irritación y se interpone entre medio de los dos.

—Bueno, vámonos, que Camila nos está esperando para dar el sí junto a su futuro marido.

Ingresamos a la casa sagrada, y en cuanto Camila me ve llegar sola, me da un abrazo y no me pregunta nada. Entre "supuestas" hermanas no hacen falta palabras para comunicarse. Hemos crecido juntas toda una vida y cuando las cosas van mal en alguna de las dos, simplemente lo sabes. Ella me obliga a sentarme a su lado del áltar y a saludar a Fernando.

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⏰ Última actualización: Sep 23, 2018 ⏰

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