Noche de Fiesta.
Las calles teñidas de colores. El jazz sonando en cada esquina. Los turistas amontonados por todas las calles. Maite está en Roma, pasándolo de muerte con un piloto florentino llamado Paolo. Valeria está en casa de su madre discutiendo ante el irreverente comportamiento de su hermana que terminó por dañar a su preciado Iphone. ¿Y yo?... Bueno, yo soy la amargada del grupo, pero cansada de ello e indispuesta a quedarme en casa por un minuto más salgo a hacerle una visita a Mamá Gloria. Camino por las calles, detonandome de encanto ante tanto ambiente festivalero. El barrio francés está repleto de esa vitalidad desvergonzada que tanto me gusta. Por cada calle, la gente canta y baila. Las chicas llevan collares en el cuello, y enseñan parte de su cuerpo para ganarse un baile con chicos desconocidos. Paso por al lado de una carroza, y un hombre adornado con una peluca verde me pide que le enseñe los pechos para aceptarme un baile. No, gracias. Sonrío tímidamente, y cruzo la esquina de la calle. La tienda de Mami Gloria luce bastante segura y tranquila en mitad de la calle.
—¡Mami Gloria! —saludo al abrir la puerta, lo más alegre pero para sorpresa mia en la tienda reina la oscuridad más absoluta, y nadie se acerca a recibirme ante el constante tintineo de la campanilla de la puerta, solo lo hace un profundo olor a incienso y canela que me hace estornudar.
—¿Gloria?
La voz profunda de una mujer tarareando una melodía: "ea... ea... ea" salida desde un rincón cercano me provocó un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, y como respuesta me abrazo a mí misma.
—¿Gloria...? —titubeo otra vez su nombre, salvo que esta vez estoy temblorosa. Pero nadie me respondió, a excepción de la misma melodía.
"Ea... ea... ea..."
La sombra de una persona, con una enorme cabeza, se proyecta en la pared y de inmediato la sangre se me congela, y jugueteo con la cadenita colgada de mi cuello. Lentamente, la sombra se hace más grande. Un espectro moreno, con la cara pintada de azul y unas gruesas manos en alto se acerca a mi tarareando con una profunda voz la misma melodía: ea... ea... ea...
—¡Señor, sálvame de la rubia demonio! —lloriqueo y chillo lo primero que se me viene a la mente. Al parecer esa rubia esquizofrénica me tiene vuelta loca, y me tiro al suelo.
El tarareo se silencia, y la luz inunda la habitación.
—¿Qué haces en el suelo, Ninoska? —se carcajea Gloria.
Entreabro los dedos para observar al espectro que finge ser Mami Gloria. Y noto que está colocada junto al interruptor de la luz, vistiendo una túnica negra y llevando el rostro pintado de azul. Un tocado negro enrollado en su pelo, y collares de gruesas perlas sobre su cuello.
—No eres la niña demonio... —suspiro sacudiéndome el polvo de la ropa y me levanto tratando de recobrar mi dignidad, si es que es posible... Mientras que la mejor amiga de mi abuela enarca una ceja.
—Dejé de ser una niña hace cincuenta años, querida. Tienes mala cara, ¿estás comiendo bien?
Me río débilmente.
—¿Qué haces con la cara pintada de azul? ¿Y por qué tarareabas esa canción siniestra? ¡Mira que te gusta llamar la atención!
Mamá Gloria me observa como si estuviera en trance. Cuando quiere, es toda una peliculera.
—Estoy haciendo una limpieza espectral.
—Ah... ¿Has conseguido echar al viejo Charles?
El viejo Charles es el fantasma que habita en la tienda. Al parecer, la tienda de Gloria era una antigua taberna en la época colonial y el viejo Charles era un esclavo libre del trabajo que al no poder encontrar una jornada laboral se volvió un alcohólico, malviviendo de las limosnas que le daban algunas personas. Y se supone que Mami Gloria está tratando de echarlo de su casa. Siempre para esta festividad lo intenta, pero el viejo se niega en rotundo, alegando que esa es su casa tirándole frascos al suelo en una fastidiable respuesta. Al parecer, Gloria no entiende que su enorme trasero es el que tira los frascos de pociones...
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Cupido Disfrazado de Luchador
FanficElla buscaba al hombre perfecto, nada sin igual, no pedía exclusividades exageradas, solo alguien que no fuera un perdedor ante sus ojos... sin embargo, encontró al luchador de sus sueños. ¿Qué harías si necesitarás urgentemente un novio para el mat...