— Entonces. — Finn se puso de rodillas. — ¿Te quieres casar conmigo? — Una sonrisa se formo en sus labios, mis ojos se llenaron de lágrimas, asentí completamente convencida y extendí mi mano para que me pusiese el anillo pero un grito familiar me saco de mis pensamientos, gire mi cabeza y Catherine venia corriendo hacia nosotros con una cara de pocos amigos, en menos de tres segundos Finn ya estaba en el suelo siendo golpeado por la más pequeña.
— Primero me tienes que pedir la palabra hijo de put...
Un ruido bastante fuerte aturdió mis oídos, abrí los ojos dándome cuenta que me encontraba en clase, había sido un sueño, uno muy raro pero realista. — Señorita Edwards. — El profesor de historia estaba frente a mi con su enorme libro sobre el pupitre donde yo dormía, risas se hicieron presentes y me enderece acomodandome el cabello torpemente. — Deberia optar por la idea de acostarse más temprano o la próxima ira directo a detención, no se que es lo que distrae a los jóvenes tanto hoy en día. — Habló como todo un anciano devolviéndose a su escritorio, meneé mi cabeza de un lado a otro para terminar de despertarme y mire a la pizarra tomando apuntes.
[...]
Las clases terminaron y me dirigía fuera de la escuela con el pensamiento de salir con Catherine y Finn como era de costumbre, estando en la salida pude percibir al pecoso subiéndose a un auto apunto de irse así que boté mi mochila al suelo y fui rápidamente donde él deteniendo. — ¡Finn! — El mencionado se giro a verme extrañado. — ¿A dónde vas con tanta prisa? Pensé que siquiera me esperarías.
— ¿Disculpa?... Ah ¿quién eres tú? — Reí un poco ante su comentario.
— Jaja no es momento para tus bromas sin sentido, ¿iremos a algún lado hoy? No te voy a obligar claro, sólo preguntaba. — Antes de que me respondiese un hombre con traje mucho más alto que ambos me alejo de Finn con un leve empujón.
— Ya es suficiente niña, tiene que regresar sus padres lo esperan. — Dijo atrayendo al ruloso al auto, este se disculpó "apenado" y entró con lo que parecía ser su guardaespaldas, el coche avanzó dejandome en blanco, ¿realmente Finn no me conocía? ¿Le habrá pasado un accidente y perdió parte de su memoria? ¿O simplemente había estado soñando con él todo este tiempo gracias a Stranger Things? No lo sabía, me tumbe en el frío piso siguiendo el transporte con la mirada, quería llorar, pude sentir como gotas comenzaron a caer del cielo justamente en mi rostro convirtiéndose en un escenario completamente depresivo ¿cómo esto podía estar pasando?
— ¡Ahhh! — Desperté, mi hermano reía sosteniendo un vaso de agua en su mano.
No se si agradecerle por sacarme de ese espantoso sueño o golpearlo por mojarme la cara, más importante, como saber si esto también era uno.
— Hey Caleb... Caleb... ¡Caleb! — Lo logré sacar de su transe.
— ¿Queee? — Dijo molesto por arruinarle "su diversión" dejando el vaso sobre una mesita.
— Golpeame. — Me miro con el seño fruncido. — Vamos ¡hazlo! Se que siempre lo has querido hacer. — No lo pensó dos veces y me dio una fuerte cachetada con lo que por supuesto queji. — ¡Agh!... Auh definitivamente no lo es. — Su expresión de confusión regresó y se encamino a la puerta de mi habitación.
— Eres rara... Oh y mamá dice que bajes a desayunar antes del colegio. — Dijo por ultimo yéndose, me sobe la mejilla y baje los pies de la cama poniendome mis pantuflas grises como mi vida (*ocno?*), frote un poco mis ojos y salí del cuarto bajando a la primera planta caminando como zombie, supuse que era gracias a que recién despertaba, estando en el tercer escalón un escalofrío me recorrió haciendome perder el equilibrio pero por suerte Scott estaba cerca para cacharme.
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❥ ᴋɴᴏᴡ ᴍᴇ {ғɪɴɴ ᴡᴏʟғʜᴀʀᴅ & ᴛú}
Fanfiction____(t.n) Edwards. Es una chica latinoamericana de catorce años que tendrá que mudarse a Vancouver Canadá gracias a su nuevo padrastro, cosa que a primera impresión no le hizo muy feliz. Pero, esa mala perspectiva cambiará al conocer a un simpático...