— Sí, mamá, estoy bien... ¿Ahora?... Jugando con los chicos. — Dije mirando el desastre a mi alrededor. — Un simple juego de mesa.— ¡___(t.n)! ¿No vas a venir? — Cubrí la bocina del teléfono respondiendo al comentario de jack.
— ¡Un segundo! — Volví a atender a la llamada. — Ah ya tengo que irme, me están esperando, disfruta tu cita con Scott. Te amo. — Colgué y dejé mi teléfono sobre el marco de una ventana para luego poder ir con el resto en la piscina.
Pequeño relato: el club de los perdedores (a excepción de Sophia) decidieron pasar el resto del día juntos, me invitaron y como estaría Finn accedí sin reproche.
A decir verdad me sentía como Beverly Marsh en las canteras, solo que, ellos no me miraban de manera vulgar, me hacían sentir segura con mi cuerpo como a Jack con sus boxers de cuadritos.
[...]
— Okey, okey, es la ultima que tomaré, si se vuelven a mover no habrá otra oportunidad. — Enfoqué mi mirada en la cámara por milésima vez y apreté el botón que capturaba a todos en una foto, miré ésta y mostré una sonrisa placentera pues al fin había salido bien, cuando regresé mi vista al frente Finn empujaba a los más cercanos a la piscina (Chosen, Jaeden y Jack) pobre Jae tenía una toalla. El pecas me volteó a ver con una sonrisa juguetona y yo rodé mis ojos, seguido, se lanzó al agua.
La noche se hacia cada vez más profunda y con ello comenzaba a hacer frío por lo que tomé asiento en una reposera de madera cubriendo la mayoría de mi cuerpo con una toalla semi húmeda, esto porque ya la había usado un par de veces y terminé empapándola. Me aferré a la toalla y cerré mis ojos, en eso, escuché a alguien sentarse a mi costado, gracias a lo poco larga que era la reposera los rulos de tal persona rozaron con mi rostro por lo que supuse que se trataba de Finn, recargue mi cabeza en su hombro chocando mi respiración con su cuello y manteniendo mis ojos cerrados. — Tengo sueño, ¿por qué no me llevas a casa y me ayudas a cambiarme? Luego podemos pasar el rato en el sofá.
— Pues a mi no me molesta, pero no creo que a tu novio le agrade.
— ¿Que demoni-...? — Pegué un corto grito por la impresión cayendo de la silla formada por tablones. — Oh dios, Wyatt ¿por qué no dices nada?
— Te veías muy tranquila, no quería molestar.
— Entonces ¿para que te sentaste "justo aquí"?
— Hacía frío. — Encogió sus hombros incrédulamente.
— Sí, frío... — Pasee mi mano de mi frente a mi mentón intentando arrancarme la vergüenza y Wyatt volvió a hablar.
— ¿Necesitas ayuda o prefieres continuar en el suelo? — Extendió su mano y yo la acepté regresando al asiento junto él.
— Gracias... — Me respondió con un simple "por nada" y entramos en un silencio incomodo, digo, no lo era para mí pero seguro para él si. Mordí el interior de mis mejillas y opté por romper el hielo. — Hey tal vez ya te han preguntado esto muchas veces pero, siendo alguien que viaja seguido ¿no se te hace difícil dejar a tus amigos y familiares por tanto tiempo? — Frunció su seño y tomó un buen bocado de aire.
— No lo se, supongo que me consuela que no será la ultima vez en verlos.
— ¿Y si sí es la ultima vez?
— No creo que eso sea posible hasta que fallezcan. En ese caso solo queda superar.
— Wow...
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❥ ᴋɴᴏᴡ ᴍᴇ {ғɪɴɴ ᴡᴏʟғʜᴀʀᴅ & ᴛú}
Fanfiction____(t.n) Edwards. Es una chica latinoamericana de catorce años que tendrá que mudarse a Vancouver Canadá gracias a su nuevo padrastro, cosa que a primera impresión no le hizo muy feliz. Pero, esa mala perspectiva cambiará al conocer a un simpático...