CAPÍTULO 5

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Los clientes del banco estaban en shock y sin saber qué hacer. Miraban a Joseph y a Sophie alternando entre uno y otro tratando de entender de qué se trataba todo.
Él se dio cuenta que desgraciadamente había echado abajo todo el plan al hablarle a Rachel e intentar acercarse a ella. Pero en aquel momento no había pensado en los demás sólo en que había vuelto a reencontrarse con Rachel. No creía en el destino ni en las casualidades pero sin duda alguna aquello tenía que haber sido algo de aquellas dos cosas. Sin embargo, no podía pensar en eso con más detenimiento, debía irse de ahí con Sophie. La gente había visto todo y le dirían a la policía lo que exactamente habían visto: dos chicos debatiendo, uno de ellos (él) se había fijado en una de las delincuentes habian intercambiado miradas para que después todos salieran huyendo. Conclusión: Todos pertenecían a la misma banda delincuente. Montaron un show para distraer a todos sin contar con que la policía llegara antes. Entonces se los llevarían a él y a Sophie como presuntos cómplices. Eso no sonaba nada bien.

Le hizo un gesto con la cabeza a su novia, el cuál ella entendió de inmediato y salieron del banco tan rápido como pudieron.

Apesar de que Joseph sabía que la camioneta en la qué había llegado Rachel con sus ¿cómplices? ¿amigos? ¿Jefes? —lo que sea— ya no estaba, de cierta manera abrigaba la esperanza de que ella estuviera ahí afuera, mirándole, pero no fue así. Sophie y él corrieron tan rápido como pudieron, agradeciendo mentalmente que la policía se dirigía al banco en la dirección contraria. Joseph la miró. ¿Cómo era posible que pudiera correr con esos tacones de 15 centímetros?
Llegaron hasta el auto. Joseph quitó los seguros y ambos subieron. Metió las llaves en la ranura y la giró. El carro ronroneó gravemente. Joseph apretó el acelerador a fondo. Los neumáticos chirriaron sobre el asfalto y salieron disparados a una velocidad sorprendente. Sophie se aferró a su asiento con fuerza mientras su cuerpo era empujado hacia atrás contra el respaldo debido a la presión y la velocidad a la que conducía su novio. Cuando se alejaron lo suficiente él disminuyó la velocidad. Permanecieron callados. Era un silencio bastante incómodo. Podía sentir la tensión de Sophie. Quería decirle algo, pero ¿qué? Sabía que no podía tocar el tema de lo que había ocurrido en el banco.

—¿Quien era ella? —espetó Sophie de pronto.

Joseph maldijo para sus adentros. Conocía a Sophie perfectamente y sabía que no dejaría pasar aquello por ningún motivo. Se aclaró la garganta.

—Una vieja amiga —mintió.

—¿Amiga? —preguntó ella con el ceño fruncido— ¿Y por eso le hablaste así y la mirabas de aquella manera?

No. Ella no lo dejaría pasar así tan fácil .

—Sí, sólo una amiga. —Él deseaba ya dejar ese tema. No entendía porque las mujeres siempre querían saber cada cuándo , dónde y por qué de las cosas. No podía decirle la verdad. No quería herirla. Necesitaba cambiar de tema. —Por cierto, es fantástico que puedas correr con semejantes tacones —exclamó maravillado.

Sophie hizo un mohín.

—Fue tu novia. —No era una pregunta.

Joseph no dijo nada. No le gustaba mentirle y tampoco quería lastimarla. Ella había visto como habia mirado a Rachel, pudo notar que entre ellos había sucedido algo más.

El silencio de él le dijo lo que necesitaba saber.

—Ella no es rival para mí —musitó.

Joseph volteó a mirarla mientras detenía el auto en una luz roja.

—¿Qué? —preguntó sorprendido

—Lo que oíste. —Ella lo miró con sus penetrantes ojos azules. —No voy a permitir que un fantasma del pasado nos atormente. Eres mi novio y no pienso dejarte ir así de fácil.

No supo si asustarse o sentirse halagado de que una chica se interesara tanto en él ella estaba dispuesta a luchar, a defenderlo y reclamarlo como algo suyo. Deseó que Rachel hubiera hecho lo mismo pero ella no había entendido razones y había terminado con él sin miramientos. Sin embargo, sabía que no importaba lo que Sophie hiciera, su corazón le pertenecía a Rachel. Se sentía entre la espada y la pared. Debía tomar una decisión pronto y decidirse por alguna de las dos.

* * *

Edmund conducía como poseso mientras maldecía en voz alta. Jamás le había pasado algo así. Habían estado demasiado cerca de que los detuvieran. Él se había encargado de meterse a la red de seguridad del banco para desactivar las alarmas y las cámaras de seguridad en la noche ¿Qué podría haber ocurrido? Entonces recordó a la rubia que se puso de pie mientras él debatía con aquel tipo en el banco, él que había reconocido a Rachel.
Frenó en seco haciendo que todos se sacudieran hacia al frente para después chocar su espalda contra el respaldo de sus asientos. Edmund volteó y miro fijamente a Rachel .

—¿Quién era ese imbécil? —le preguntó.

Rachel se quedó callada mientras su mente trabajaba rápidamente buscando una manera de responderle sin rebelar la verdad.

—¡Responde! —gritó Edmund haciendo que la chica pestañeara asustada.

—Dejala en paz Edmund —dijo Susy. Ella sabía perfectamente quién era ese chico. Rachel le había mostrado una foto, sabía lo complicado que era para ella hablar de él y, peor aún, se imaginó lo que sintió al verlo nuevamente.

—No te metas donde no te llaman, Suarez.

Susy reprimió las ganas de soltarle un puñetazo en la cara

—Era un amigo —dijo Rachel finalmente—, lo conocí hace años.

—No me mientas, Anderson. Vi cómo lo mirabas y él a ti ¿fue tu novio? ¿tu amante? —La chica permaneció callada. Conocía a Edmund perfectamente y sabía que era un maldito hijo de puta que sólo vivia para molestar, drogarse y robar. Edmund soltó una carcajada —¿Fuiste su perra? ¿Su puta? ¿cuánto cobras? No creo que mucho —dijo burlón mirando sus pechos.

Ese fue el límite de Rachel y sin pensarlo más saco su revolver y le apuntó a Edmund en la cabeza. Se hizo el silencio. Todos miraban la escena estupefactos.

—No vuelvas a llamarme así -—siseó ella furiosa.

—Baja el arma, Anderson. No dispararias ni porque tu vida dependiera de ello.

Rachel soltó una risa irónica .

—¿Quieres apostar? —ronroneó.

Él se limitó a mirarla y ella apretó el gatillo.

* * *

Abrió la puerta de su habitación del hotel y Sophie entró seguida por Joseph. La rubia tiró su bolso sobre la cama y se sentó en el borde de ésta mientras encendía el televisor. Joseph sabía que estaba molesta pero no estaba seguro de qué hacer, aquel encuentro con Rachel había removido sus sentimientos y puesto de cabeza su vida. Pero quería verla de nuevo. Necesitaba hacerlo.

—Piensas en ella.

La voz de Sophie lo sacó de sus cavilaciones. Se sintió estúpido, sabía lo intuitiva que era ella. Suspiró y se sentó a su lado.
Tomó la mano de su novia.

—Disculpame. Yo... no se que decirte —susurró.

—Entiendo —murmuró Sophie—, esa chica pertenece a tu pasado y sé que hay historias dificiles de olvidar pero.... yo te amo.

Joseph la abrazó atrayéndola hacia sí y besó su frente.

—Y yo a ti —musitó; sin embargo, aún en su mente los recuerdos de Rachel parecían haberse instalado rehusandose a desaparecer.

REVENGE II [+18] •TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora