CAPÍTULO 9

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El ambiente se tornó tenso entre ellos. Rachel sabía que había sido un error preguntarle a Joseph sobre su novia, pero no pudo evitarlo. Su parte masoquista quería saberlo, ansiaba conocer los detalles de su nueva relación apesar del dolor que pudiera causarle.

No estaba segura del por qué de aquella necesidad de querer conocer cada detalle. Quizá por morbo. Quizá por masoquismo. Quizá por celos. No lo sabía.
Tomó una bocanada de aire.
Había una pregunta que quería hacerle y no importaba el sufrimiento que aquella respuesta pudiera provocarle. Ella ansiaba saber...

—Joe... hay algo que quiero preguntarte —dijo ella timidamente.

Él se puso en tensión. No sabía qué era lo que Rachel preguntaría pero intuyó que sería algo complicado a lo que tal vez no supiera qué responder, deseó con todas sus fuerzas que no le preguntara más sobre Sophie. Era bastante incómodo para él. Por un momento quiso decirle que no le preguntara nada pero sentía curiosidad... « Y la curiosidad mató al gato» Se recordó.

La miro expectante.
Rachel tuvo que reunir toda la fuerza y valor necesarios para que aquella pregunta saliera de entre sus labios.

—¿Aún sientes algo por mí?

Joseph tragó saliva. No, él no se esperaba esa pregunta. Se quedó callado, maldijo para sus adentros reprochándose así mismo por no haber imaginado que pudiera hacerle esa pregunta. No sabía qué responder. Si decía que "No" la lastimaría y se sentiría el mayor idiota en la historia del universo por haber mentido de aquella manera y quizá perdería la oportunidad de volver con ella; pero si decía que "" entonces ¿Qué pasaría después? ¿Volverían? ¿ella lo tomaría a la ligera? ¿Se burlaría de él? ¿Le diría que también lo amaba de la misma manera que él a ella? Por un momento permitió que aquella posibilidad se albergará en su corazón llenándolo de regocijo. Y si aquel pensamiento se hiciera realidad ¿Qué pasaría con Sophie? Nunca la había visto realmente celosa, y tampoco quería verlo. Conocía a Sophie como a la palma de su mano, sabía de lo que era capaz, sabía que para Sophie matar era tan ordinario como cocinar, como trabajar. Sí, su novia era letal y sanguinaria sin respeto por nada ni por nadie. La había visto en acción innumerables veces. Había notado como agarraba un arma con seguridad, las manos no le temblaban y sus ojos se volvían tan gelidos como un tempano de hielo... sintió cómo un escalofrío le recorrió la espalda de sólo pensar en ello. Sophie no dudaría un solo segundo en matar a Rachel. Y él no podía permitir eso, pero decidió ser sincero.

—Sí, aún te amo.

Rachel sintió como se le encogía el corazón y el alma volvía a su cuerpo, aquellos segundos en que Joseph había tardado en contestar le parecieron eternos. Creyó que le diría que no, que ya no la amaba, eso la habría destruido por dentro.

Los dos se miraban en silencio.

—Te he extrañado —susurró Rachel.

Joseph se quedó callado. Se sentía inseguro de hablar con ella, después de lo que había sucedido tenía miedo. Sentía que Rachel aprovecharía un descuido de él y tomaría venganza.
Suspiró.

—Quizá no sea el momento más indicado para hablar de esto —le dijo a Rachel. .

—¿Por qué? —preguntó ella con molestia— ¿Porque ahora estas con esa francesita? —le reprochó.

Sabía qué no debía echarle eso en cara a Joseph y menos teniendo en cuenta que ella lo había botado. Tal vez ahora estuviera arrepentida pero aquello no cambiaba nada.

—No, no es por ella. Es por ti.

La chica se quedó callada. No estaba segura de a qué se refería y tampoco que significaban sus palabras. Suspiró y se obligó a sí misma a calmarse. No estaba bien que ella armará un alboroto del tamaño del mundo en un restaurante.

—¿Cómo que por mí?
—Por tu propio bien.

Rachel sintió que le hervía la sangre. ¿Por su bien? Ahora ella estaba involucrada con los ladrones de bancos mas peligrosos de Nueva York, sabía usar un arma, no tenía miedo de nada y tampoco necesitaba que alguien más se ocupara de ella.

—Mi bienestar no es tu asunto.
—De la misma manera en que antes mi bienestar tampoco era asunto tuyo.

Rachel volvió a quedarse callada y los recuerdos se agolparon en su mente. Volvió el tiempo a aquel día en que ella le había advertido de Scott por su propio bien y Joseph se había comportado de la misma manera en que ahora ella lo había hecho.

—Tú también te preocupaste por mi bienestar, Rachel, y no debías hacerlo. No sabías quien era yo, ni de lo que era capaz.

—Sí, no creí que fueras capaz de matar a un hombre inocente.

Joseph entendió sus palabras. Sabía que hablaba de su padre.
Rachel lo había intentado, había intentado olvidar aquello, pero no podía. Le dolía mucho no tener a su padre para que la aconsejara. «Quizá si el no estuviera muerto yo no estaría involucrada en esta mierda.» pensó, pero no se dio cuenta de que también lo había expresado en voz alta, hasta que Joseph le respondió.

—No, si tú no te hubieras involucrado conmigo o con Scott no tendrías tantos problemas.

Ella se sobresaltó. Sí, tal vez él tuviera razón pero ya no había marcha atrás, no tenía a su padre y tampoco a Joaeph y ahora era buscada por la policía, aunque la policía no sabía como era ella físicamente.

—Quisiera dejar todo esto —susurró ella —, es horrible.

—No puedes dejarlo.

Y por mucho que doliera, era verdad. Si ella intentaba salirse la buscarían y la matarían. La ira y la impotencia se adueñaron de ella haciendo que las lágrimas corrieran por sus mejillas. Aquello conmovio a Joseph, quien se puso de pie y se sentó al lado de ella, la atrajo hacia sí y la abrazó con fuerza. Ella se permitió llorar en el pecho de él.
Él le besó el cabello mientras se lo acariciaba con dulzura.

—Tranquila —le susurró— todo estará bien.

Pero ella sabía que no sería así.

Y mientras ellos se abrazaban alguien más los miraba a través del ventanal al otro lado de la calle.


REVENGE II [+18] •TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora