CAPÍTULO 17

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Joseph se alarmó en cuanto la escuchó sollozar. Imaginó lo peor, que quizá la habían asaltado, o algo por el estilo pero aquello era algo complicado, teniendo en cuenta quien era Sophie. Se sintió contrariado ¿Qué la había puesto así?

—¿Soph, estás bien?
—No
—¿Qué pasó?

Ella empezó a relatarle todo tan rapido que a Joseph se le hizo complicado entenderle, ella no hablaba perfectamente el inglés y todo lo decía tan rápido y llorando que incluso Joseph tuvo la impresión de que algunas partes las decía en francés. Esperó a que ella dejara de hablar.

—Soph... no entendí nada.

Hubo silencio. Escuchó que ella respiraba profundamente.

—Mi hermano —murmuró—, vendrá.
—¿Giussepe? —preguntó Joseph con un tono de incredulidad en su voz.

Él sabía que Sophie y su hermano llevaban mucho tiempo sin verse, incluso ella le había confesado hace tiempo que tenía la ligera sospecha de que quizá el había muerto. Joseph conocía toda la vida de Sophie, la cual no había sido para nada color de rosa. Sus padres se dedicaban al tráfico de droga, armas e incluso mujeres, su hermano les ayudaba. En una ocasión sus padres se habían visto en un grave aprieto de dinero ya que el ejercito y FBI les habían decomisado varias toneladas de droga, habían rescatado a las muchachas que llevaban para trata de blancas y todo eso había significado una terrible pérdida.
Sus padres no sabían que hacer, se hallaban en una terrible situación y no habían tenido otra opción más que vender a su hija menor: Sophie.
Cuando se lo contó, Joseph había sentido tanta rabia e impotencia que le había preguntado a Sophie donde vivían sus padres. Sí, estaba dispuesto a matarlos. No podía creer que sus padres le hubieran hecho eso. Pero ella lo tranquilizó diciendo que no había sido tan malo. El hombre que la compró era ahora su jefe, el no tenía ningún interés sexual hacía ella. Más bien, la cuidó, le dio todo lo necesario, le pagó un colegio y gracias a él ahora ella era una modelo famosa y una peligrosa chica experta en armas. Pero eso no lo calmó. Sabía que le había ido bastante bien, pero... ¿Qué hubiera pasado si en lugar de su jefe hubiera ido a parar con un idiota que en lugar de cuidarla la golpeara, violara, prostituyera o hasta matara? Todo aquello no dejaba de pasar por su mente, le daba mucho coraje pensar que pudieran hacerle algo así a una mujer, era algo que simple y sencillamente no podía concebir. Pero lo peor de todo aquello no eran solamente sus padres, sino su hermano. Él había chantajeado a Sophie durante mucho tiempo, le exigía dinero, joyas e incluso en varias ocasiones el sesenta por ciento de sus ganancias como modelo. Lo que lo había detenido durante un tiempo era que la policia lo había descubierto en medio de un fraude, pero había logrado escabullirse. Sophie no había tenido noticias de él... hasta ahora.

—¿Ahora qué quiere? —preguntó Joseph.
—Quedarse aquí, con nosotros.

Joseph no supo que decir, y no sabía si era por el hermano de Sophie o al "nosotros" justo cuando había decidido terminar con ella. ¿Por qué la vida se empeñaba en alejarlo de Rachel? Se sintió acorralado. No podía dejar a Sophie sola con Giussepe.

—Soph, él no puede quedarse en el departamento —dijo evitando decir "nuestro".
—Me denunciará si no lo dejo.

Joseph cerró los ojos. No, aquello no podía estar pasando, ahora sí que las cosas se estaban complicando en serio.

—Tengo miedo —confesó ella.

Y Joseph supo que era verdad, lo supo por el temblor en su voz, por ese jadeo que procede al llanto. Lo supo por la vulnerabilidad que ella sentía al hablar de él y entonces también supo que no podía dejarla, al menos no mientras Giussepe estuviera hostigandola.

—Tranquila —murmuró Joseph—, ahora mismo salgo para allá.

Sophie dejó su móvil sobre la mesita de noche, caminaba por la habitación. Estaba nerviosa realmente nerviosa. Contemplaba su reloj de pulso deseando de alguna manera retroceder el tiempo y convencer a Joseph de no volver a Estados unidos, así ellos jamás se hubieran visto envueltos en todos esos problemas.
Y al menos en Francia se sentía protegida por su jefe. Pero ahí tan lejos de todo y ahora que su novio parecía más alejado, se sentía sola.

Se tumbó sobre la cama boca abajo y gritó.
Gritó tan fuerte como pudo, liberando asi su temor, su frustración, su enojo, su dolor, su tristeza, todo lo que ahora mismo la estaba carcomiendo por dentro. No supo cuanto tiempo pasó. Escucho la puerta principal abrirse y se incorporó de inmediato.
Oyó pasos acercándose, la puerta principal de la habitación se abrió. Era Joseph.

En cuanto cruzó el umbral ella avanzó hacía él y lo abrazó esperando poder encontrar el calor que necesitaba, pero no fue así. En cambió distinguió un aroma femenino en la ropa de él. Sabía que Joseph no había estado con una prostituta porqué no olía a perfume corriente. Pudo distinguir el aroma dulzón- cítrico del DKNY de Donna Karan. Se separó de el asqueada y al mismo tiempo dolida. Y fue cuando lo comprendió: todo entre ellos había terminado, ya no había nada más que hacer. Suspiró y se sentó en la cama. Joseph no percibió nada, se sentó a su lado.

—¿Cómo te encuentras? —le preguntó.

Sophie no respondió la pregunta.

—Estuviste con ella —susurró—, hueles a perfume de mujer. —Lo miro. —Es mejor que me vaya.
—Sophie yo... —se interrumpió ¿Qué le podía decir? ¿más mentiras?

La rubia se puso de pie y abrió el closet, buscó su ropa y fue sacandola, la puso sobre la cama. Sacó una maleta que estaba en la parte de abajo del closet y la colocó junto a su ropa. La abrió y empezó a meter sus cosas. Fue cuando Joseph reaccionó y la tomó de las manos.

—Detente —le pidió.

Ella retiró sus manos con brusquedad y siguió con lo suyo.

—Sophie, no puedes irte, tu hermano va a venir.
—Por mí , Giussepe se puede ir a la mierda —refunfuño.
—Piensa en lo que estas diciendo, él puede ir a la policia y denunciarte.

Ella se encogio de hombros. Ya nada le importaba, solo quería irse, alejarse de todo, dejar que Joseph hiciera su vida, despues de todo «No podía luchar por algo que no era suyo.» Siguió empacando.
Finalmente Joseph se levantó, se acerco a ella tomándola de la cintura, la empujó haciéndola caer sobre la cama y él sobre ella.

—Escúchame, Sophie.

Ella al principio permaneció quieta cuando un punzaso de excitación le atravesó el vientre. Miró a Joseph y luego sus labios. Tuvo ganas de besarlo pero se contuvo.

—Quítate, Joe —susurró.
—No hasta que hablemos.

Ella impulsó su cuerpo hacia adelante para quitárselo de encima pero él no se quitó. Sophie se retorció, pataleo e intento manotear pero el agarre que él ejercía sobre sus muñecas era demasiado fuerte.

—No quiero hablar contigo —gruñó ella—, quítate.
—Aunque no quieras, vamos a hablar. Tú no puedes irte porque tu hermano vendrá y debemos tener cuidado con él.
—No me interesa, yo quiero volver a Francia, allá que se atreva a buscarme.

Joseph negó con la cabeza exasperado, esa no era la Sophie que el conocía, ella jamas huía ante los problemas, los enfrentaba. Jamás se guiaba por impulsos, todo lo estudiaba y reflexionaba ¿Qué había ocurrido con ella?

—Sophie piensa bien las cosas.
—Sólo sueltame, Joseph, deja que me vaya. Piénsalo bien tú. Si me voy serás totalmente libre y podrás quedarte con Rachel.

Entonces Joseph lo entendió, por eso ella actuaba así , estaba verdaderamente celosa y herida. Y él había sido tan estúpido como para no darse cuenta desde un principio. Por eso quería irse.

—Sophie no digas eso ¿Sí? Yo quiero ayudarte.
—No necesito tu ayuda.

Joseph puso los ojos en blanco.

—Sophie no malinterpretes las cosas, no lo digo por eso, sé quien eres y de lo que eres capaz y eso me gusta de ti. Tu fuerza, tu carácter, tu valentía, no le temes a nada. Tú no necesitas de un príncipe azul que te salve...
—Sin embargo —lo interrumpió— parece que a ti te gusta más salvar princesas en peligro —replicó molesta.

REVENGE II [+18] •TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora