CAPÍTULO 7

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Scott se debatía internamente sobre si debía responder o no. Se sentía inseguro, por un lado quería decir la verdad y de esa manera quitar a Joseph para siempre de su camino; pero también pensaba en Rachel y sabía que sufriría mucho si algo llegara de pasarle a su ex.
Scott suspiró.

—Intente averiguarlo con Rachel pero me mando a la mierda —refunfuñó.

El jefe soltó una risa.

—Era obvio ¿no? Después de cómo la trataste —siseó—. Sé que quieres volver con ella —dijo mientras extraía un cigarrillo de la caja de Marlboros—, pero al parecer eso será imposible.

Scott tensó su mandíbula mientras miraba expectante como el jefe encendía su marlboro.

—Señor yo...  —Scott empezó a hablar pero el jefe lo atajó con un ademán.
—No me interesa lo que quieras decirme. Tú ahora estás con Rubí y espero que no te atrevas a hacerle algo como lo que le hiciste a Rachel. —Enfocó sus penetrantes y fríos ojos azules en los ojos hazel de Scott. —Porque si lo haces, tendré que matarte —dijo en tono casual como si hablara del clima o de algún programa de televisión y no del hecho de que acababa de amenazar a un chico—, ¿entendido?
—Sí, señor —respondió Scott entre dientes—, usted no se preocupe trataré a su hija como una verdadera princesa —dijo forzando una sonrisa.
—Estoy seguro de que así será. —Le dio una larga calada a su cigarro para después expulsar el humo por sus orificios nasales. —Ahora retírate. Yo me encargaré de descubrir si ese tal Jonas anda por aquí.

Scott asintió y, sin decir nada más, salió. Mientras caminaba por el ancho pasillo de aquella vieja mansión que albergaba a más de cien chicos, no podía dejar de pensar en Rachel y en Rubí. Rubí era una niña caprichosa acostumbrada a obtener todo lo que quería gracias a las influencias de su padre, asi era como había dado con ella.

La había conocido dos meses atrás en una fiesta que habían organizado los chicos. Jamas habia visto a Rubí, creía que era una chica nueva. Intercambiaron miradas, después unas cuantas palabras, una cosa llevó a la otra y cuando menos Scott se lo imaginó él ya estaba sobre ella follándola.
Aún así él había tenido una idea clara: Sólo sexo. Pensó que había sido una aventura de una noche; pero no.
A la mañana siguiente, al despertar, la vio ahí sentada en la orilla de la cama, estaba bien arreglada e incluso aún tenía el cabello humedo. Una bandeja llena de comida se encontraba sobre el buró.

—Buenos días, amor —lo saludó.

Scott se sintió incómodo debido a cómo ella le había hablado.

—Buenos días —respondió él mientras se incorporaba.
—Mi papá dijo que estaba de acuerdo —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja.
—¿De acuerdo con qué? - preguntó él confundido.
—Con nuestro noviazgo. Oh por si no lo recuerdas me llamo Rubí y mi padre es... El jefe.

Scott resopló.
Desde aquel día prácticamente había firmado su sentencia de muerte. Era verdad que Rubí estaba buenísima pero él no sentía nada por ella, en cambió, por Rachel aún sentía demasiadas cosas. Y es que ella le provocaba tantas cosas... deseaba poder volver el tiempo y enmendar sus errores así, de esa manera, él no la hubiera perdido. Sin embargo, ahora no tenía nada más qué hacer que solo verla pasar y soportar que ella estuviera sufriendo por otra persona. Por eso mismo no habia delatado a Joseph a pesar de que lo odiaba con todo su ser. No quiso seguir pensando en eso y fue a su habitación y rebusco en sus cosas la bolsita de droga que guardaba celosamente entre su ropa.

* * *

—Así que volvió —dijo Susy mientras miraba la foto de Joseph que tenía Rachel en su habitación, que guardaba en uno de los cajones de su buró.

REVENGE II [+18] •TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora