CAPITULO 23

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Benjamin se quedó callado, miró a George con el ceño fruncido.

—¿Cómo lo sabes?
—Hudson me lo dijo.
—Ese hijo de puta…
—¿Por qué lo mataste? —lo interrumpió George.
—Yo no lo mate —dijo Benjamin burlándose— lo mató tu adorado sobrino.
—Quien fue engañado por Scott —replicó George—, tu protegido.

Benjamin se quedó nuevamente en silencio y apretó los labios. Carraspeó un poco para aclararse la garganta. Sintió la boca seca y dio otro trago a su bebida.

—George deja que te explique…
—Hazlo —dijo Vondine como dando una orden.
—Tu conociste a Hudson Anderson ¿no? —lo mirò esperando una respuesta antes de proseguir.
—Asi es, continua —dijo alentándolo con un gesto de la mano.
—¿Cómo lo conociste?

Ahora fue el turno de George de quedarse callado, no sabía que tenía que ver eso con la historia que iba a contarle su viejo amigo. Resopló y respondió la pregunta.

—Fue hace mucho tiempo, unos veinte años más o menos. Llegó a mi casa suplicándome que le prestara dinero. Yo no lo conocía, por lo tanto me negué, él siguió insistiendo. Finalmente me ofreció a la pequeña como garantía, —Benjamín se tenso al oír aquello— eso me pareció muy extraño, pero acepté, por supuesto no recibí a la niña, le dije que cuando él tuviera que pagarme y no pudiera o no tuviera dinero con qué hacerlo, entonces sí me quedaría con ella. Le presté varios miles y se fue. Pero aun así me pareció bastante extraño, un padre jamas da a un hijo por dinero, desde ese momento supe que esa niña no era de él.
—¡Por supuesto que no! —dijo Benjamín exaltado. —Esa niña era mía. Yo estaba ocupado arreglando unos asuntos en Nuevo México. Yo estaba en un riesgo terrible y se lo dije. Le encargué a mi pequeña, le ordené que la cuidara como a su propia vida, le di dinero. Los dejé en Los Angeles y yo me regresé para terminar ese asunto pendiente en la frontera. Mi pequeña tenia tres años.
»Fue muy difícil para mí separarme de ella pero sería peor si la traía conmigo podrían haberla secuestrado o matado, yo no podía permitir aquello. Desgraciadamente cuando regrese por ella a L. A. aquel idiota ya se había ido. Lo busque por todos los lugares que habíamos recorrido hasta ese momento y jamás me imagine que se vendría para Nueva York.
─¿Y cómo fue que lo encontraste?

Benjamín sonrió con malicia.

—No fue fácil, y no te voy a mentir, fue más bien una casualidad. Vine a Nueva York para pedirte ayuda. Llegué hasta la puerta de tu mansión y lo vi salir. No podía creer que ese maldito imbécil estuviera aquí, y mucho menos que tuviera algo que ver contigo. Justo en ese momento salió detrás de él Scott. Lo llame y le dije “Oye ¿no te gustarían dos mil dolares?”, obviamente me miró con desconfianza, pero no dijo que no, sino que mas bien pregunto “¿Por qué me daría usted tanto dinero?”. No le respondí de inmediato pero podía ver la ambición en sus ojos. Le pregunte por Hudson, si de casualidad tenía algo que ver contigo o por qué iba a tu casa. Me explicó que te debía dinero y que de alguna manera te ponía excusas para no pagarte.
—Sí, era una sabandija bastante escurridiza —dijo George con un gesto de asco.
—Lo sé. Después me dijo que esa misma tarde uno de tus muchachos iría a saldar cuentas con él , lo que más bien significaba que lo obligaría a venir hasta aquí y tus sicarios se encargarían del trabajo sucio. Entonces decidí cambiar un poco eso. Hable con Scott y le expliqué lo que tendría que decirle y hacer. Y obviamente todo salió como esperé.
—Sí, así fue. Lo peor de todo tu “jueguito” —dijo haciendo énfasis a esa palabra—, es que mi sobrino se la pasó muy mal por ello durante meses.
—Te ofrezco mis más sinceras disculpas —dijo en un tono que no indicaba para nada una disculpa sincera— pero yo necesitaba ajustar cuentas con ese hijo de puta.
—Pero debiste hacerlo tú, no mi sobrino.
—De nuevo pido disculpas, pero no tenía otra opción.

En ese momento en el escenario hicieron acto de aparición varias chicas vestidas de colegialas, pero su rostro indicaba que ninguna tenía menos de veinte o veintitantos años, pero para nada eran chicas de colegio. Sus diminutas faldas apenas y cubrían sus voluptuosos culos y las blusas eran tan escotadas que casi podrian verse sus pezones. Empezaron a bailar sugestivamente.

—No pensé que te gustaran esta clase de espectáculos George —se burló Benjamín.
—No lo son, por supuesto —contestó un poco molesto—. Hay algo que aún no cuadra, ¿por qué Hudson se trajo a tu hija?

Benjamín dio un ultimo trago a su coñac. No le gustaba hablar de aquello, realmente le molestaba pero quería ... desahogarse, o algo por el estilo.

—Verás —empezó—, Hudson, siempre estuvo enamorado de mi esposa, pero, como sabes, ella falleció cuando Rachel nació. Mi hija es identica a ella, los mismos ojos, el cabello, los labios, todo. Me imagino que por eso Hudson se la llevó, digamos que era como tener un retrato vivo de ella.

George asintió.

—Sí, es idéntica a ella, a tu esposa, por eso supe que era tu hija en cuánto la vi. Y por eso la llamaste igual ¿verdad?

Benjamin susurro un "Sí" pero no dijo nada más, le dolía tanto hablar de su esposa, la extrañaba, quería verla otra vez. Pero era imposible. Vondine habló interrumpiendo el hilo de sus pensamientos.

—¿Por que dejaste que viviera con Scott? El chico es bastante violento.
—Ni yo lo se —dijo en un suspiro— pero me lo cobré con él. No creas que se fue limpio. Pero ahora él está con mi otra hija.
—No sabía que tuvieras otra.
—Se llama Rubí, es bastante caprichosa, ahora ella esta con Scott y él la cuida y la trata como a una princesa. El problema ahora es que mi hija se esta viendo con tu sobrino.
—No veo por qué ese sea un problema, mi sobrino no la golpea.
—Pero tiene novia.

El momento entre ellos se volvió incómodo. La platica había cambiado por completo, ahora el problema era bastante personal, ya no tenía nada que ver con recuerdos, y tampoco con invasión de terrenos.

—Quiero a tu sobrino lejos de mi hija, George —dijo el amo en tono amenazante.
—Yo tampoco quiero que tu hija este cerca de mi sobrino, él no necesita a una niña caprichosa a su lado —replicó Vondine.
—¡Mi hija no es caprichosa! Ella ya es una mujer hecha y derecha. Tu sobrino es un vándalo asqueroso.
—Un "vándalo", como tu lo llamas, con el que tu hija se ha estado revolcando.

Benjamin se sintió ofendido y se puso de pie. Golpeó la mesa con la palma de su mano, los cubiertos y los vasos tintinearon.

— Entonces dile que se aleje, o se las verá conmigo, Vondine.

Georse se levantó y lo miró levantando la nariz con desdén.

—No nos amenaces Greyson, no sabes de lo que somos capaces.

Ambos se miraron desafiantes y segundos después se alejaron tomando rumbos diferentes.

REVENGE II [+18] •TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora