CAPITULO 26

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Ambas caminaron hacia la bodega tan rápido como pudieron, durante el trayecto Sophie le contó a Rachel los detalles del plan.

—Lo que no entiendo —dijo Rachel— es que dices que a la que le harían daño era a mí, no a Joe.
—Sí, así es, pero todo lo cambió Edmund, se suponía que él quería vengarse de ambos, pero mi hermano lo convenció para que la única dañada fueras tú, pero creo que a Ed no le gustó eso. Me mandaron a que subiera a matarte en cuanto se llevaron a Joe.

Rachel se estremeció al oír las palabras de la rubia, No podía creer que de no haber sido por el cambio radical que había presentado hace unos minutos en su departamento, ella no se habría salvado de una muerte inminente. Despejó esos pensamientos de su mente, necesitaba estar concentrada en salvar a Joe, y no tuvo la menor duda de que su sueño se había referido a todo lo que estaba ocurriendo. Respiró hondo.

Llegaron a la enorme bodega, estaba a oscuras y en silencio. Ya era de noche así que pudieron escabullirse dentro sin ser vistas. Sophie alumbró el camino con su celular, al principio no se oía nada, avanzaron un poco más y escucharon voces amortiguadas.

—Deben estar en una habitación —susurró Sophie—. Me acompañarás hasta la entrada y te quedarás ahí, a un lado de la puerta, cuando tú creas que sea el momento adecuado, entras ¿entendido?

Rachel asintió, aunque no estaba segura de cual seria el "momento adecuado".

Avanzaron en la oscuridad hasta la habitación de donde provenían las voces, Sophie respiró hondo.

—Espera aquí —le dijo a Rachel y abrió la puerta.

Joseph estaba de pie apoyado contra una columna, amarrado con una soga que le impedía mover los brazos o los pies. Su rostro estaba perlado en sudor, tenía un hilillo de sangre que bajaba desde su ceja izquierda hasta su mejilla. Respiraba agitado y mantenía los ojos cerrados con fuerza al igual que sus dientes, Sophie imaginó que Edmund acababa de propinarle un golpe.
Joseph levantó la mirada hacia ella, la rubia sintió que se le helaba la sangre, él la miraba con desprecio, rencor, odio... ella le dedico una mirada de disculpa mientras nuevamente sus ojos se llenaban de lagrimas al verlo así, tan herido. 

—No te preocupes ma petit, solo quedará un poco magullado —se burló Giussepe.—¿Te hiciste cargo de la puta de Anderson?
-—Sí, esta muerta —anunció.

Un fuerte quejido se oyó en la habitación. Sophie volteó, Joseph miraba el suelo, podía apreciar como su pecho se movía con rapidez, al ritmo de su respiración. Escuchó los inconfundibles sollozos que escapaban de su garganta. No podía soportar verlo así, quiso acercarse a él y decirle que era una mentira, que Rachel estaba bien, que ella lo ayudaría para que ambos estuvieran juntos.
Pero no podía.

—Bien hecho Soph —dijo Giussepe mientras avanzaba hacia Joseph. Se paró a un lado de él. —Ahora este galán —dijo dándole fuertes palmadas en las mejillas— será solo tuyo.
—Sí —murmuro ella esbozando lo que parecía una especie de sonrisa. —¿A que hora lo soltaran?
—En cuanto me cansé de golpearlo —terció Edmund.
—Creo que ya es suficiente —siseó ella, molesta.
—¿Eso crees? Mira, no se que trato hayas hecho con tu hermano, pero él —dijo señalando a Joseph— me va a pagar todo lo que me ha hecho ¿comprendes? —Avanzó hasta Joseph y le soltó un puñetazo en el estomago. Joseph balbuceó mientras el aire escapaba de su cuerpo.
Sophie dio un paso al ver aquello. No podía permitir que le hicieran mas daño.

—El trato con mi hermano es Joe, me pertenece ahora.
—No, aún no.
—Yo creo que sí —dijo Sophie sacando su arma del bolsillo trasero de su pantalón y le apunto a Edmund directo a la cabeza.

REVENGE II [+18] •TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora