EPILOGO

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El club estaba a oscuras, todos los clientes miraban el escenario expectantes. De pronto, las luces se encendieron iluminando solo a tres preciosas mujeres que estaban de espaldas agarradas de un tubo cada una. La música empezó a sonar. Las chicas movieron sus caderas de un lado a otro. Todos los caballeros presentes les chiflaban, otros gritaban, otros ovacionaban y unos cuantos gritaba una que otra obscenidad. Las tres se giraron, eran dos morenas y una pelirroja. Se movían con sensualidad moviéndose alrededor del tubo y colgándose de este, estaban vestidas de colegialas, una minifalda a cuatros color roja que dejaba ver sus diminutas bragas que se perdían entre sus voluminosos traseros, portaban pequeñas blusas blancas que apenas les cubrían los enormes pechos que con cada movimiento parecían querer escapar de aquella prisión de tela.
En pocos minutos las faldas desaparecieron, hubo gritos y varios hombres queriendo subir para alcanzar a tan esculturales mujeres, pero los encargados del lugar se los impidieron.
Y de un momento a otro las diminutas blusas y las bragas estaban esparcidas por el escenario.

—No se como me deje convencer por ti —dijo Nicholas con voz alta debido a la música.
—Solo quería que te divirtieras - dijo Joseph con una enorme sonrisa en los labios al ver la expresión enfurruñada de su amigo.
—¿Y crees que me divierte ver putas sin ropa?
—Son bailarinas, no putas —aclaró Joseph

Nicholas resopló molesto.
Las chicas desaparecieron del escenario. No habían prestado atención ni a la mitad del show, a pesar de que Joseph no tenía ojos para ninguna otra, solo para Rachel,  de igual modo prefería no ver a chicas en poca ropa, era hombre y su cuerpo reaccionaba ante cualquier par de pechos.

—Vamonos —dijo Nicholas—, no me gusta estar aqui.
—Como quieras.

Estaban a punto de ponerse de pie cuando la música volvió a sonar, era otro ritmo, más lento. De detrás de las cortinas salió una chica, solo una. Iba vestida con un Teddy negro con incrustaciones doradas que lanzaban destellos gracias al reflector que la iluminaba, portaba unos zapatos negros altísimos, un antifaz dorado, una diadema con orejas de gato y un collar con un pequeño cascabel. El cabello largo y negro caía en ondas a su espalda.
Se acercó lentamente al tubo y se sostuvo de este.
Los hombres la miraban embelesados, unos la miraban con lascivia, otros sin expresión alguna en sus rostros y uno que otro con curiosidad.
Ella los miró uno a uno paseó su mirada hasta que sus ojos se toparon con los de Nicholas. Movió lentamente sus caderas y caminó hacia él. Bailaba con total sensualidad provocando que con cada movimiento su cascabel tintineara un poco.

Nicholas al principio no había estado muy contento en ese lugar pero al ser mirado por aquella mujer olvidó por completo como pronunciar cualquier palabra y cuando ella pasó junto a él contoneándose, supo que estaba perdido.
Deseaba conocerla, saber su nombre, sus gustos, sus hobbies, sus películas favoritas, la música que más le gustaba. Quiso levantarse, seguirla, presentarse y quizá pedirle su numero de teléfono. Salió de su letargo mágico cuando escucho unos chasquidos en su oído, volteó, Joseph lo miraba fijamente tronando sus dedos.

—¿Estas ahí? —le preguntó —llevo no sé cuanto tiempo hablándote.
—Perdón, estaba distraído.
—Sí, lo note ¿te gustó Kitty?
—¿He? ¿así se llama?
—Obvio no, es su nombre... artístico por así decirlo.
—Quiero conocerla.

Avanzaron hacia donde se hallaban los camerinos pero un tipo de por lo menos dos metros de altura y más de cien kilos les impidió el paso.

—Quiero hablar con Kitty.
—Lo siento —murmuró el hombre—, a ella no le gusta hablar con los clientes.

Nicholas tomó aliento, estaba a punto de gritarle una sarta de improperios al hombre cuando una voz femenina lo detuvo.

—¿Que ocurre? —preguntó la chica.
Todos voltearon a verla. Ahí estaba "Kitty" frente a ellos, mirándolos un poco confundida. Nicholas permanecía callado contemplándola.

REVENGE II [+18] •TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora