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Ese día empezó como cualquier viernes normal dentro de la academia, pero todo cambió cuando empezaron a recibir llamadas de sus familiares.

Estaban todos eufóricos y emocionados al salir de la cabina, y la verdad es que agradecieron esos pocos minutos que tuvieron para hablar porque lo necesitaban para seguir adelante y con más fuerzas.

A Raoul le emocionó mucho que su hermano le dijera que estaba orgulloso de ser el hermano de Raoul. Toda su vida, él había sido el hermano de Álvaro el futbolista y nadie le había valorado por su talento. Pero ahora parecía que las cosas empezaban a cambiar y se sentía muy feliz por estar viviendo su sueño.

Eso le hizo estar más motivado para el pase de micros del sábado, el cual volvió a bordar e hizo que sus profesores y compañeros se emocionaran. Hasta él mismo se puso a llorar cuando acabó de cantar porque la emoción le pudo.

Había sido un día perfecto hasta que llegó la hora de la cena y empezaron a discutir sobre los platos sucios que dejaban algunos en el fregadero.

Raoul dijo que, si al fregar sus platos se encontraban con alguno que se había olvidado allí algún compañero no costaba nada fregarlo y así no quedaba todo hecho una mierda. Pero Roi decía que él no pensaba lavar los utensilios sucios de otra persona, que cada uno se ocupara de lo suyo.

A Agoney le estaba molestando la actitud de Raoul. Siempre tenía que ser el "Don Perfecto", como si nunca hiciera nada mal y tuviera que dar ejemplo a todos. Así que dijo lo que pensaba.

-A mi me pasa muchas veces que friego mis cosas y veo más cosas, las friego, las dejo y me largo. ¿He dicho algo? –gesticuló con los brazos. –Ni he pedido un aplauso, ni me he puesto una medalla, ni he armado nada.

Raoul se indignó. Y se pusieron a discutir.

-A ver, si te lo he dicho ya Agoney. –dijo. –Yo no me he puesto de ninguna manera, solo digo que las personas que no tienen tanta modestia deberían tener un poco de más.

Los demás habían pasado un poco de ellos. Roi estaba hablando con Ana y Miriam. Pero Agoney y Raoul seguían.

-Es que no me oyes. –decía Agoney.

-El problema es que si que te oigo, y lo que has dicho no me ha hecho nada de gracia. –contestó Raoul.

Porque era verdad, no le gustaba que Agoney se pusiera en su contra.

La discusión siguió hasta los baños, donde Roi se había vuelto a unir. Estaban los tres hablando mientras Nerea se lavaba los dientes. Cada uno seguía con su postura.

Hasta que Agoney creyó que ya era suficiente, y para mostrarles a los dos que no estaba enfadado y que daba por zanjada la discusión (o por lo menos su parte) les quiso dar un beso en la mejilla a cada uno. Pensó que era un gesto amistoso y de cariño, y así lo sintió con Roi. Pero cuando besó la mejilla de Raoul se sintió nervioso, como si todo el mundo le estuviera mirando y juzgando ese gesto tan simple. Como si aquello significara más que un simple beso entre compañeros.

Raoul se puso nervioso cuando notó los labios de Agoney en su cara. No sabía que hacer, le resultaba algo incómodo, así que simplemente le dio una palmada en el brazo e intentó seguir hablando con Roi mientras el otro chico se alejaba. La verdad es que se había desconcentrado y ya no se acordaba de sus argumentos, y poco a poco fueron dejando la conversación.

Más tarde, cuando ya eran casi las once y estaban a punto de apagarse las luces, Raoul estaba sentado en el sofá solo. Los demás estaban en la habitación o ensayando en algún otro sitio. Pero él quería concentrarse en algo que llevaba días intentando hacer.

Completely Aware || Ragoney ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora