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-Y tú que no ves, que quiero seguir comiéndote a besos. –acabaron de cantar Ana y Mireya.

-¡Bieeeen! –gritó Nerea, aplaudiendo con entusiasmo. –Vale, ahora yo. ¿Qué canto?

-Quédate conmigo, ¿no? –le propuso Ana.

-Vale. –dijo la rubia levantándose.

-No, que esa es de ponerse triste. –dijo Mireya.

-Ana, ¿y si cantamos nuestro dúo? –propuso Nerea.

-Si hombre, y entonces Ana canta más veces. –se quejó Mireya.

-Bueno, es que no tengo ningún dúo contigo. –dijo la pequeña.

-No me gusta esta gala. –dijo Mireya cruzándose de brazos. –Ya hay favoritismos.

-Yo propuse hacer una solista cada una. –reclamó Nerea. –Pero os empeñasteis en cantar "Comiéndote a Besos."

-Pero no se peleen. –rió Ana. –Que no es una gala enserio.

-Eso espero, porque seguro que Nerea ha amañado los votos para salir favorita. –refunfuñó Mireya.

-¡Encima me acusas falsamente! –exclamó Nerea.

-Bueno, bueno. Que todos te hemos visto ponerte raviolis de más.

-¡Eso fue un día! Un día. No lo vais a olvidar nunca. –se cruzó de brazos y se sentó en la colchoneta de nuevo.

-Bueno, ya vale. –dijo Ana, intentando poner orden. –Si quieren hago yo de presentadora.

-No, es igual, ya no quiero jugar. –dijo Nerea, enfurruñada como una niña pequeña.

-Que no te enfades. –dijo Mireya mientras la abrazaba.

-Estar aquí es muy aburrido. Quiero salir. –dijo Nerea.

-Pues suerte. –rió Ana. –Es imposible.

-No, no lo es. Solo hay que pensar un buen plan.

-¿Para escapar? –preguntó Mireya sorprendida.

-Claro. –dijo levantando la cabeza y sentándose bien. -¿Hay cámaras aquí?

-Hay una en esa esquina. –Ana señaló a la esquina de la derecha.

-¿Pero tiene micro?

-No lo creo, porque yo he pedido mil veces que me traigan chocolate y no lo han hecho.

-Quizás pasan de ti. –comentó Ana. –Pero igualmente, no creo que haya micros.

-Y sino pues nos arriesgamos. –dijo Nerea. –Yo creo que cuando traen la comida es el mejor momento para intentar algo. El intervalo de tiempo entre que abren una puerta y cierran la otra.

-Pero ya lo intentamos. –le recordó Ana. –Son rápidos.

-Lo que no entiendo es por qué nunca hemos intentado esperar en la otra puerta a que abran, cuando esta nos la dejan abierta todo el día.

-Porque está la cámara. –dijo Mireya. –Si ven que estamos esperando en esa puerta no nos van a traer nada. No se arriesgarán.

-Vale, tiene sentido. –Nerea se puso a pensar. –Ya está. Lo tengo. –dijo al cabo de un minuto.

-A ver, sorpréndenos. –dijo Mireya mientras se apoyaba en la pared.

-La clave está en hacerlo por la mañana, cuando nos traen el desayuno.

Completely Aware || Ragoney ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora