Completely Aware || Ragoney ||

6

Aquella mañana, Raoul volvió a ser de los primeros en levantarse. Había vuelto a dormir fatal, toda la noche dando vueltas, y solo podía pensar en una cosa: Agoney.

Ese chico lo estaba volviendo loco. ¿Qué le pasaba con él? ¿Podía ser que le empezara a gustar?

Por un momento se paró a pensar qué pasaría si esa situación la estuviera viviendo con una chica. Y entonces se sintió estúpido. Si Agoney fuera una chica, ya se habría admitido a él mismo que le gustaba. ¿Por qué le costaba tanto admitir que le gustaba un chico?

A veces odiaba haber crecido en una sociedad heteronormativa que le hacía cuestionarse tantas cosas que en realidad deberían ser naturales.

Así que le gustaba un chico. Tampoco era para tanto.

Bueno, si no contaba que estaba encerrado en la academia con ese chico, con cámaras grabando todos sus movimientos. Y que la homofobia era algo real y existente en este país.

Estaba jodido.

Intentó dejar de pensar en eso mientras se vestía y se aseaba para la primera clase del día, Magalí.

Casi todos sus compañeros se habían levantado ya e iban dando vueltas mientras se arreglaban.

-Raoul. –dijo Nerea mientras se peinaba a su lado. –Ve a despertar a Ago, que todavía no se ha levantado.

-¿Por qué no vas tú? –se quejó Raoul.

-Porque tú ya estás y yo todavía no.

Intentó buscar alguna excusa, pero no encontró ninguna. Nerea tenía razón.

Así que se resignó y entró en la habitación en dirección a la cama de Agoney. Se lo encontró tapado hasta la cabeza.

Raoul cogió la colcha y lo destapó de golpe, descubriendo su cuerpo, que solo estaba tapado por sus pantalones de pijama de Star Wars.

-Déjame dormir. –dijo Agoney enfurruñado, girándose para darle la espalda y tapándose de nuevo todo el cuerpo.

-Venga, Ago. –dijo Raoul mientras metía una mano debajo de las sabanas y le tocaba el pelo. –Levanta.

-¿Raoul? –se oyó a Agoney desde debajo de las sábanas.

Se giró y se destapó la cabeza para encontrarse a Raoul mirándolo.

-¿Qué haces aquí? –preguntó.

-Nerea me ha enviado a despertarte. Así que venga, levanta.

Raoul se giró para irse pero Agoney le cogió de la mano.

-Espera. –dijo. Miró que no hubiera nadie más en la habitación. –Siento lo de anoche.

-No pasa nada. –dijo Raoul, intentando evitar el tema. No quería hablar de ello.

-Fue sin querer, el beso. –aclaró Agoney. –Te lo iba a dar en la mejilla pero te giraste y... Dios mío, que vergüenza.

Se tapó la cara con las dos manos para que el otro chico no viera lo rojo que se estaba poniendo.

-Ago, no seas tonto. –dijo Raoul quitándole las manos de la cara. –Si prácticamente todos nos hemos dado besos con todos. No pasa nada.

-Ya, pero no quería que pensaras que... bueno, que me gustas o algo. Porque no me gustas.

A Raoul le dolieron más esas palabras de lo que quiso reconocer.

-¿Por qué no dejamos ya el tema? –dijo Raoul, y sonó más borde de lo que pretendía. –Que es una tontería. Venga, levanta que sino llegarás tarde.