Completely Aware || Ragoney ||

15

Agoney se despertó con un dolor horrible en las lumbares. Cuando se dio la vuelta, comprobó que era a causa de las rodillas de Raoul, que las tenía flexionadas y pegadas a su espalda, ocupando casi toda la cama mientras él estaba en un borde a punto de caerse.

-Raoul. –se quejó, zarandeándole un poco para que cambiara la posición.

-Para. –se quejó el otro chico.

-Pero tira para allí, que me estas clavando las rodillas.

-Joder, Ago. –dijo estirando las piernas y tirándose un poco hacia su izquierda. –Me había conseguido dormir.

-¿Ahora?

-Si, porque llevas toda la noche roncando.

-¿Qué dices? Yo no ronco.

-¿Que no? –dijo Raoul molesto. –Toda la noche roncando y moviéndote. Y encima te llevabas la colcha y me destapabas.

-Anda, no mientas.

-Mira, no me hagas cabrearme. –dijo el rubio girándose para darle la espalda. –Déjame dormir hasta que suene la música.

Agoney se acercó a él y le abrazó por detrás mientras le empezaba a dar besos por la nuca y los hombros. No sabía cuantas veces podría despertarse a su lado y quería aprovecharlo al máximo.

-Mhm... –se quejó Raoul. –Eso no es dejarme dormir.

-No. –dijo Agoney mientras seguía dándole besos. –Eso es yo disculpándome por si te hice pasar una mala noche.

Raoul, aunque seguía un poco molesto, no pudo evitar sonreír ante eso. Cuando quería, Agoney podía llegar a ser realmente adorable. Raoul se giró para mirar de frente al chico con el que estaba compartiendo la cama.

-Eres un pesado. –le dijo. –Lo sabes, ¿verdad?

-Si. –contestó el otro con una sonrisa. –Pero te encanta.

-Solo a veces.

Se quedaron un rato en silencio, observándose la cara mutuamente, como si estuvieran memorizando cada facción para cuando necesitaran ese recuerdo. Que no sería dentro de mucho. Agoney le apartó el flequillo rubio de la cara y se lo echó para atrás.

-Estas muy guapo con esta cara de dormido. –le dijo.

-Yo estoy guapo siempre. –dijo Raoul guiñándole un ojo.

-Es que no me dejas ni hacerte un cumplido, hay que ver. –se quejó el moreno, pero con una sonrisa en el rostro.

-Porque calladito estás más guapo.

El canario abrió la boca en forma de sorpresa por lo que le acababa de decir. De buena mañana y ya estaba intentando picarle.

-Vaya hostia que tienes, tío. No me busques porque me vas a encontrar.

-Si siempre te encuentro. –rió el rubio mientras metía el brazo por debajo de las sábanas y posaba su mano en la cintura del otro chico. –Pero te encanta.

Se acercó un poco más a él, de forma que sus caras estaban pegadas y si le miraba de frente le dolían los ojos a causa de la cercanía. Así que los cerró, y supuso que Agoney había hecho lo mismo.

-A mi me encanta dormir. –se quejó Nerea justo cuando estaban a punto de besarse.

Los dos se empezaron a reír, y unos segundos después oyeron las primeras notas de una canción, que les avisaba que era la hora de levantarse.