Completely Aware || Ragoney ||

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ANTES DE LEER!! 

Este capítulo menciona temas como trastornos de la alimentación e imagen corporal (lo digo por si a alguien le afecta)  

Leed bajo vuestra responsabilidad, yo he avisado, bye. 

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Se hizo un silencio absoluto en la habitación mientras todos oían resonar en sus cabezas las palabras que acababa de decir Raoul.

-¿Cómo que han secuestrado a Mireya? –Ricky fue el primero en hablar.

Pero el rubio no contestaba. No le salían las palabras.

-¡Raoul! –gritó Mimi, nerviosa. -¿Puedes hacer el puto favor de responder?

Thalía cogió el móvil de las manos del rubio para mirar el mensaje. Cuando lo vio, se quedó pálida.

-¿Pero qué está pasando? –preguntó Juan Antonio al ver la cara de la chica.

Thalía no contestó, simplemente le pasó el teléfono a Marina. Ella lo miró detenidamente, con una expresión seria.

-¿Qué significa "eso pasa por saltarse las normas"? –dijo preocupada. -¿Y de quién coño es el mensaje?

Se siguieron pasando el móvil de Raoul entre ellos, pero el chico seguía sin responder nada, mirando la pared fijamente.

-Oye, yo estoy por llamar al 112, porque este chico no reacciona. –dijo Mimi bromeando, pero en realidad le inquietaba la situación.

-Raoul –dijo Thalía, intentando sonar calmada para darle confianza. -¿Nos puedes decir qué es lo que sabes?

Todos esperaron en silencio una reacción del chico, y al final la tuvieron, aunque no fuera la que ellos querían.

Raoul empezó a llorar, y Marina fue la primera que se levantó a abrazarle.

-Es mi culpa. –dijo Raoul entre sollozos. –Tienen a Mireya por mi culpa.

-Tranquilo. –le decía Marina mientras le acariciaba la espalda.

Los demás observaban la escena sin saber qué hacer. Raoul lloraba, y lloraba sin parar, sintiéndose el mayor culpable de toda aquella situación.

Cuando por fin se calmó un poco, les empezó a contar todo lo que había ocurrido en la última semana, des de las notas de Ana hasta ese mismo instante.

-¿Cómo que no sabéis nada de Ana desde hace una semana? –preguntó Mimi alterada, y con lágrimas en los ojos. –Dime que es una broma.

-No lo es, Mimi. –contestó Raoul. –Y ahora por mi culpa Mireya...

-Es que a quien se le ocurre intentar sabotear la gala. –dijo Ricky.

-Bueno, vale. –intervino Thalía, intentando calmar los ánimos. –Raoul estaba solo en esto y ha hecho lo que ha podido. No es fácil. No juzguemos, ¿vale?

-Y ahora no estás solo. –añadió Marina.

-Estamos contigo para todo lo que necesites. –dijo Juan Antonio.

-Si, vale. ¿Pero qué coño hacemos? –dijo Ricky. –No sabemos quien es esta gente, ni donde las tienen, ni nada. Y tampoco estamos dentro de la academia, ni sabemos nada del puto juego macabro que se traen. ¿Qué podemos hacer desde aquí?

Raoul estuvo a punto de decir que él tenía las pruebas que se llevó de la academia para entregárselas a la policía, pero no lo hizo. Si habían secuestrado a Mireya por saltarse una vez las normas, no quería saber lo que pasaría si realmente iban a la policía. No se iba a arriesgar.